El Chef de la Política
Diana pregunta: ¿Quién está financiando el terrorismo?
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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Luego voltea a ver para recibir respuestas y la audiencia, rauda y veloz, vuelve su mirada hacia el cuaderno, el celular, la cartera, la agenda de apuntes o cuanto haya sobre lo que acá llamamos curul, pero en otros lugares se conoce como escaño o simplemente banca. Silencio total.
Otra vez la pregunta y nuevamente la misma reacción. Silencio. No se oye ni el pasar de las moscas. Diana, que sobre el arte de interrogar y escudriñar en la psiquis del otro ha aprendido a cabalidad en estos años, mira fijamente a sus contertulios que, en realidad, no son eso sino simples receptores del mensaje, a la espera de que alguien levante la mano y pida la palabra. Nada. ¡Qué desazón sentirá Diana! Seguramente le pasa lo mismo que al profesor que propone una pregunta y que, en su infinita ingenuidad, asume llamará la atención de la clase, pero lo que encuentra es parquedad, ensimismamiento o ambas cosas.
Pero bueno, como ella es fiscal debe construir sus propias hipótesis de lo que sucede.
- Primera: no entienden la pregunta.
- Segunda: entienden la pregunta, pero no son capaces de dar una respuesta.
- Tercera: entienden la pregunta, tienen la respuesta, pero no se atreven a decirla en voz alta.
La ciudadanía, que todo lo mira desde lejos, tiene intuición a prueba de fuego y no duda en inclinarse por la tercera opción. El auditorio de Diana sabe bien qué responder, pero tiene recelo, temor, complicidad, afecto, interés o todo a la vez. Por ello, prefieren que sea la evidencia la que hable por sí misma.
En efecto, todos en ese recinto, ahora llamado Asamblea Nacional, saben que basta con mirar las inversiones que tiene el país para hallar las respuestas que Diana busca.
¿Resulta comprensible que en un país en el que la crisis económica arrecia, la inversión inmobiliaria siga creciendo aún con ausencia de ventas? ¿Cómo se entiende que en una economía minúscula como la ecuatoriana el parque automotor se renueve con frecuencia y los vehículos de alta gama cada vez sean más? ¿Qué decir de tantos recursos invertidos en infraestructura hotelera en un país en el que constantemente el turismo extranjero es repelido de visitar por las continuas y diversas crisis?
Diana, ahí sí, como diría la Chimoltrufia, ese maravilloso personaje de Florinda Meza, viene como anillo al dedo la expresión: “a ver, no nos hagamos tarugos”.
Acá la respuesta a su pregunta la sabe todo el mundo. Todos, con la excepción de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE). Todos saben además que la droga que sale del país no lo hace en pequeñas embarcaciones de pescadores artesanales, sino en grandes contenedores que son propiedad o han sido arrendados por portentosos empresarios. A ellos podría preguntarles sobre su relación con el crimen organizado.
Cierto es que los políticos son un brazo clave para desentrañar lo que le ocurre al país, pero no son solo ellos. También hay que poner el ojo en los grandes apellidos y también en los que siendo pequeños tienen muchos recursos, no todos adquiridos en buena ley.
Vea, ahí la gente le responde lo que en la Asamblea Nacional no se atreven. Tome nota y disponga lo que corresponda. Pero como siempre hay que dar la posibilidad de que otras explicaciones den cuenta de los hechos, quizás el silencio que rodeó a Diana hace unos días sea porque su pregunta estuvo mal formulada.
En efecto, tal vez no hay que indagar a los timoratos asambleístas sobre ¿quién está financiando el terrorismo?, sino:
¿Cómo el terrorismo y otros grupos se financian y auxilian mutuamente?
Ahí, con esa pregunta, es probable que la actitud cambie y algunos esbozos de nombres aparezcan en los lánguidos labios de nuestros Honorables, como antaño se referían en la Cámara Nacional de Representantes a sus miembros. El problema es que para eso habrá que esperar al año entrante, al siguiente informe de labores. Ni modo.
Hasta tanto, bien podría preguntarle a la ciudadanía. Con toda seguridad la gente sabe dónde, cómo y a quiénes investigar. Nadie tiene pruebas de lo que le va a decir, pero tampoco dudas de que por ahí deberían ir las pesquisas.