Dato y Relato
Finternet: ¿promesa o sueño para el futuro del sistema financiero?
Ph.D. en Economía Universidad de Boston, secretario general del FLAR y docente de la UDLA. Ex gerente general del Banco Central y exministro de finanzas de Ecuador, y alto funcionario de CAF y BID.
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Finternet promete a los usuarios tener acceso a una red que les permitiría transferir cualquier activo financiero de manera global, en todo momento, con cualquier dispositivo, de manera barata, segura y casi instantánea
La innovación tecnológica y la transformación digital han cambiado radicalmente el funcionamiento del sistema financiero y los medios de pago en el mundo. Hasta hace poco, era impensable hacer una transferencia electrónica desde un teléfono celular, o comprar en línea productos de Estados Unidos o China desde un hogar en cualquier país de América Latina.
De acuerdo con el informe del Global Findex 2021 del Banco Mundial, en tan solo una década, el porcentaje de adultos en el mundo que tiene acceso a algún tipo de servicio financiero, incluidos los servicios financieros digitales, aumentó del 51% al 76%.
El crecimiento de las plataformas de pago digital, las billeteras móviles y otras tecnologías financieras han facilitado el proceso de inclusión financiera, especialmente en países en desarrollo donde las infraestructuras bancarias tradicionales son limitadas.
Debilidades
Pese a los avances, los sistemas financieros adolecen de muchas debilidades. El acceso a servicios como ahorro, crédito o seguros sigue siendo limitado. Alrededor de 1.400 millones de habitantes en el mundo aún no tienen una cuenta bancaria y menos aún otro tipo de servicios financieros.
Para dicha población, que es la más pobre y vulnerable, la exclusión financiera significa tener alta dependencia del efectivo, caer en manos de prestamistas usureros y mantener formas muy ineficientes e inseguras de ahorrar.
De acuerdo con el Banco Internacional de Pagos (BIS), los sistemas financieros continúan siento lentos y costosos. Por ejemplo, el costo promedio para hacer remesas internacionales es del 6,3% del envío.
En el caso de América Latina, que anualmente recibe remesas por sobre los USD 142.000 millones, esto implicaría que más de USD 9.000 millones se quedan en las mesas de los intermediarios y no llegan al bolsillo de los hogares más necesitados.
Una transferencia internacional puede ser incluso más costosa y tardar varios días, por normas regulatorias o de cumplimiento, procesos no estandarizados, e incluso por diferencias horarias. La ineficiencia en las transacciones externas afectaría con mayor dureza a las pequeñas empresas que no pueden absorber dichos costos.
Una nueva visión
Para enfrentar estas y otras debilidades, el BIS ha lanzado una nueva y ambiciosa visión para el sistema financiero del futuro, y la ha bautizado con el atractivo nombre de Finternet. Para su gerente general, Agustín Carstens, no se trata de una innovación incremental, sino un salto disruptivo que transformaría el funcionamiento de los mercados financieros.
Al igual que el internet, se propone crear una plataforma que integre múltiples ecosistemas financieros interconectados entre sí, y que su centro sea el usuario. Así, individuos y empresas tendrían acceso a esta red y podrían transferir cualquier activo financiero de manera global, en todo momento y con cualquier dispositivo.
Reduciría las barreras entre los diferentes servicios y sistemas financieros, disminuyendo drásticamente las complejas cadenas de compensación y mensajería y otras fricciones que obstaculizan el sistema financiero actual.
Las transacciones financieras serían más baratas, seguras y casi instantáneas. Estarían disponibles para todos, y aseguraría la inclusión financiera de la población que actualmente no está bancarizada.
Sería especialmente útil para los países menos desarrollados, donde el acceso y uso de productos financieros y de pago están más restringidos.
Finternet estaría abierto a emprendedores y desarrolladores de nuevas aplicaciones y servicios financieros personalizados, lo cual fomentaría la innovación y mercados más desarrollados.
Pilares del nuevo sistema
El sistema imaginado tendría dos pilares: la tokenización de activos y el registro unificado (unified ledger).
Un token es la representación digital de un activo que reside en una plataforma programable. Puede ser dinero, depósitos bancarios, títulos de deuda pública o corporativa, acciones, criptoactivos e incluso activos reales como títulos de propiedad de bienes raíces.
Al reducir la dependencia de los sistemas de compensación y mensajería, los activos tokenizados permiten la liquidación “atómica”, es decir la liquidación sincrónica y simultánea de múltiples partes de una única transacción financiera, y reduce así el riesgo de contraparte y disminuyendo los requisitos de garantías.
Por otro lado, el registro unificado es una plataforma digital programable que integra múltiples activos financieros e incluye la titularidad del activo y los respectivos estándares legales, regulatorios y de riesgo.
No se trataría de un registro centralizado, sino de un conjunto de protocolos que permitan integrar de manera segura e instantánea los registros de los diferentes actores en el ecosistema financiero, principalmente bancos centrales, bancos comerciales, depósitos de valores y otros.
Esta plataforma permitiría operar y compensar transacciones con activos tokenizados de manera inmediata, a cualquier hora y en cualquier jurisdicción. Tendría la gran ventaja de poder programar a través de “contratos inteligentes” las transacciones que se ejecutarán en condiciones previamente acordadas
Un ejemplo sencillo sería una transferencia para pagar una importación que se autoejecuta contra la entrega de la mercadería. Ello daría certeza a las dos partes y, al ser una orden de pago irrevocable, facilitaría el acceso a financiamiento, que también podría hacerse a través de dicha plataforma de manera más eficiente y barata.
Finternet requerirá sustentarse en una sólida base regulatoria, que preserve la capacidad de supervisión pública a los proveedores de servicios financieros para proteger a los clientes y garantizar la seguridad y transparencia de las transacciones. La nueva tecnología podría fortalecer los actuales controles manuales y podría evitar que la plataforma sea mal utilizada por actores criminales.
¿Promesa o sueño?
La nueva visión del sistema financiero propuesta por el BIS es transformadora. Sus objetivos son loables y es consistente con principios económicos y tecnológicos. Además, los bancos centrales, como emisores de dinero público digital y garantes de la compensación final de las transacciones, le darían credibilidad al sistema.
Sin embargo, hay dudas sobre su viabilidad en el futuro cercano. Para muchos, parece ciencia ficción y es demasiado buena para ser verdad. En definitiva, se preguntan ¿es una promesa realista o un simple sueño?
El BIS reconoce que hacer realidad el Finternet llevará años, pero propone empezar a caminar hacia allá cuanto antes. La mayor parte de la tecnología necesaria para alcanzar esta visión existe y está mejorando rápidamente.
En ese sentido, el hub de innovación de dicho organismo internacional está lanzando una serie de iniciativas para acercar la visión a la realidad, entre otros el proyecto Ágora, nombre griego que significa “lugar abierto de reunión”, en donde los ciudadanos se congregaban para tratar los asuntos de la comunidad, y donde confluían los mercados.
Es un prototipo en el que colaboran siete bancos centrales de diferentes tamaños y geografías, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) y bancos privados y otras entidades financieras, con el fin de desarrollar una plataforma unificada y programable que integre activos tokenizados que faciliten los pagos mayoristas transfronterizos.
Hasta el 31 de mayo, está recibiendo aplicaciones de instituciones financieras del mundo para participar en la construcción de este prototipo. Sería muy deseable la participación de instituciones financieras de la región que acerquen la realidad de América Latina al diseño del futuro financiero global.
Desafíos
Para pasar de un sueño a una promesa realista, se requerirá enfrentar una serie de desafíos. La adopción y aceptación del Finternet requerirá un amplio apoyo por parte de gobiernos, instituciones financieras y usuarios finales. La resistencia al cambio y las preocupaciones sobre la seguridad y la privacidad podrían obstaculizar su adopción generalizada.
La regulación y cumplimiento de un sistema financiero descentralizado y globalmente interoperable serán complejos, exigiendo coordinación entre múltiples jurisdicciones y organismos reguladores, especialmente en temas como el lavado de dinero, la financiación del terrorismo y la protección del consumidor.
Además, la tokenización de algunos activos financieros y las transacciones digitales presentan riesgos de ciberseguridad, como hackeos, robos y fraudes, lo que hace crucial la protección de los activos digitales y la seguridad de las transacciones.
Aunque la propuesta de Finternet busca promover la inclusión financiera, podría dejar atrás a aquellos sin acceso a la tecnología o infraestructura adecuada. La tokenización de activos podría aumentar la volatilidad y especulación en los mercados, especialmente con activos altamente volátiles como las criptomonedas.
Finalmente, la implementación de estas tecnologías emergentes enfrenta desafíos técnicos significativos, como la escalabilidad, interoperabilidad y seguridad, que requieren inversiones importantes en investigación, desarrollo e infraestructura tecnológica.
¿Y América Latina?
Con o sin Finternet, la innovación tecnológica en los sistemas financieros parece ser indetenible. Preocupa que, en muchas de estas iniciativas, América Latina, con la posible excepción de México y Brasil, está prácticamente ausente de esta dinámica.
Es imprescindible fortalecer la inversión y los mecanismos de cooperación pública, privada y multilateral para evitar que la región se quede a la zaga.