Tablilla de cera
“Vengo a ver mi financiamiento” dice el fulano
Escritor, periodista y editor; académico de la Lengua y de la Historia; politico y profesor universitario. Fue vicealcalde de Quito y embajador en Colombia.
Actualizada:
“Yo no vengo a visitarle, vengo a ver mi financiamiento”, dice quien sería Andersson Boscán en la transcripción de las grabaciones en la casa de Nahim Massuh, “empresario” guayaquileño.
La frase consta en las nuevas carpetas que la Fiscalía General del Estado hizo públicas la mañana de este lunes 25 de marzo y pueden verse en su sitio web.
Massuh, de 59 años, vinculado al caso Encuentro desde noviembre de 2023, y hoy fuera del país, también está vinculado al caso Metástasis, pues, como dice la Fiscalía, aparece como 'El turco' en las conversaciones entre Leandro Norero y Xavier Jordán.
Y si Massuh está fuera del país, no es por culpa de la Fiscalía que hizo un allanamiento de su casa el 20 de enero de 2023 y requisó su pasaporte y el de su esposa. Lo que pasa es que estos le fueron graciosamente devueltos menos de un mes después en cumplimiento de unas medidas cautelares dictadas por un obsequioso juez de Yaguachi. Eso le permitió poner los pies en polvorosa.
Quien también está fuera del país es el propio Boscán, a quien le tomaron fotos el lunes 25 en la salida internacional del aeropuerto de Quito. Ayer en su programa online reconoció haber estado en la vivienda de Massuh, negó tener una casa de USD 500.000, pero, en cambio, no dio a conocer dónde se halla. Él mismo dijo, en una frase que intentaba ser irónica, que lo hacía “desde la clandestinidad”.
Lo de la casa de USD 500.000 es porque, precisamente, en otro diálogo revelado el lunes por la Fiscalía y captado también en casa de Massuh, en ocasión que Boscán no estuvo presente, hablaron de él, aseverando que Massuh le financió su casa de ese valor. Ayer Boscán aclaró que no tiene casa sino departamento y que este no vale USD 500.000, y también, con ese humor sardónico que despliega y que siempre es un acto fallido porque a nadie convence, dijo que ahora todos tienen que ir a ver a Massuh para que financie casas.
En los diálogos revelados el lunes también aparece otra información curiosa: Boscán y su “pana”, como él mismo califica a su relación, Luis Eduardo Vivanco, habrían sostenido una reunión de tres horas y media con Leonardo Cortázar.
Cortázar -uno de los tetones de la piscina, con Xavier Jordán y Ronny Aleaga, captados en la famosa foto hecha pública por Fernando Villavicencio, lo que le concitó el odio de todos ellos- es otro “empresario” del puerto y fue vinculado por la Fiscalía en el caso Encuentro, acusado de ser el operador de la estructura criminal que habría manejado el sector eléctrico desde la clandestinidad.
Todos estos detalles van permitiendo a la opinión pública formarse una imagen, si es que no la tenía ya, del productor de contenidos digitales Andersson Boscán, a quien, igual que Roberto Aguilar y muchos otros, me niego a llamar periodista.
Una imagen de quien se movió en el bajo mundo no como un investigador acucioso, desapegado y crítico, como debe hacerlo un periodista, sino que desarrolló estrechas relaciones personales, llamando “ñaño” y aconsejando a criminales de la catadura de Leandro Norero, ya revelado por los audios extraídos de los teléfonos de aquel capo en el caso Metástasis, sino que, además, como se reveló este lunes, mantuvo provechosos lazos financieros con personajes oscuros de ese mundo.
No me haré el cándido: la opinión pública lo sospechaba desde un principio. Pero lo que sucede es que hoy hay un elemento judicial contundente. Por cierto, después de esto, quienes le han otorgado premios “periodísticos” a Boscán, quedan marcados como cándidos, audaces y mentecatos.
La cámara que Massuh tenía instalada en la sala de su casa en Samborondón, captó todas las visitas que recibía, entre ellas las de Andersson Boscán, aunque, perdón, como él mismo lo dice, caramba, no visita sino gestión de cobro de su financiamiento.
Quien sería Boscán en los audios también aporta una pista sobre la muerte de Rubén Cherres: “los albaneses lo quieren matar porque se les llevó un billete le digo estás seguro si el man a pedido una plata algunos millones de dólares no ha logrado pagar esos millones y lo quieren matar”. Una transcripción con mayor sentido sería: “Los albaneses lo quieren matar porque se les llevó un billete. Le digo, ¿estás seguro? Sí, el man ha pedido una plata, algunos millones de dólares; no ha logrado pagar esos millones y lo quieren matar”.
Es un arduo trabajo revisar las transcripciones publicadas por la Fiscalía. Como lo dice el medio digital GK, “los textos presentan muchos errores de redacción y a veces faltan contextos y signos de puntuación para entender la información”.
Pero es obvio que más difícil debe haber sido para los funcionarios de la Fiscalía transcribir dichos audios, porque son conversaciones en una sala en la que, a menudo, hablan varias personas a la vez. Pero estas transcripciones, además, ya están judicializadas, y forman parte de los elementos de convicción que reúne la Fiscalía.
Y aunque en este caso se trata de pericias para el caso Encuentro, puesto que la Fiscalía inició un proceso de investigación independiente a Boscán, seguro que aportará estas transcripciones en aquella otra causa.
Lo que lleva a preguntarse a cualquier persona que revisa estas transcripciones (y deberíamos hacerlo todos, no solo los abogados y los periodistas) si no será que todos estos casos, Encuentro, Purga, Boscán, son una sola y gran bola de putrefacción que envolvió a jueces, magistrados, policías, abogados, políticos (y no sueltos, sino importantes miembros de sus estructuras, tanto que fueron asambleístas), empresarios y supuestos periodistas, que buscaban desesperadamente su “financiamiento”, el cual solo podía venir de la corrupción y del narcotráfico.