Canal cero
Los exiliados
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Nuestra historia está llena de jefes de estado, ministros, políticos, militares, clérigos y dirigentes sociales forzados a salir del país e ir al exilio. Para la mayoría ha sido corto y han vuelto pronto. Pero otros tuvieron que vivir fuera largo tiempo o se quedaron sin regresar jamás. También hubo “autoexilios” de quienes querían escribir libremente o evitar ir presos por haber sido enjuiciados.
Desde la fundación del país hubo exilados, como Simón Bolívar, que murió en su camino a Europa, y Manuela Sáenz que vivió y murió en Paita. Vicente Rocafuerte se exiló, perseguido por Juan José Flores, que también tuvo que abandonar el país luego de ser derrocado para deambular años buscando invadir Ecuador. También dejó el país Pedro Moncayo, que fue a vivir y a morir en Chile.
García Moreno estuvo exilado por un corto tiempo y luego desde el poder persiguió y expulsó a periodistas, librepensadores y hasta curas. El principal fue Juan Montalvo, también perseguido por Veintemilla. Los revolucionarios liberales, con Eloy Alfaro a la cabeza, organizaron desde su exilio en el exterior las montoneras.
Con la Revolución liberal gran cantidad de opositores dejaron el país. Los expresidentes Caamaño y Flores murieron en el exilio. Muchos conspiradores y obispos sufrieron extrañamiento. Varios de ellos nunca regresaron y murieron exilados, como el obispo Schumacher. Luego tuvieron que dejar el Ecuador los liberales que se oponían a los gobiernos de sus coidearios.
En tiempos de la plutocracia, conservadores como Jacinto Jijón y Caamaño y Mariano Suárez Veintimilla, fueron exiliados. En los treinta, el dictador Federico Páez batió el récord de confinamientos y exilios, primero de derechistas y luego de socialistas. José María Velasco Ibarra se autoexilió después de su primera caída y lo siguió haciendo luego de las posteriores.
En los cuarenta, Carlos Arroyo del RÍo se convirtió en dictador constitucional y persiguió a sus opositores. Impidió entrar al país al candidato de oposición José María Velasco Ibarra. Socialistas y comunistas, trabajadores, maestros e intelectuales que lideraban las protestas fueron perseguidos y expatriados.
Las dictaduras militares de los años sesenta y setenta reactivaron los exilios y confinamientos de sus adversarios. Los izquierdistas llevaron la peor parte. Luego, desde 1979, bajo la vigencia constitucional, se dieron casos de personas autoexiliado por sentirse perseguidas por gobiernos autoritarios. Abdalá Bucaram y Alberto Dahik son dos buenas muestras.
En las últimas décadas, con la inestabilidad política y la corrupción, han proliferado los “autoexilios judicializados” de expresidentes, banqueros y políticos han debido salir del país para evitar ir a prisión por acusaciones de malos manejos de recursos públicos. Jamil Mahuad, Rafael Correa y Lenin Moreno son ejemplos de ello.
Fuera corto o largo el exilio ha sido amargo para quienes lo han sufrido. Es duro no solo vivir en tierras extrañas, casi siempre con pocos ingresos, lejos de los familiares y amigos, sino también no poder volver al país, aunque fuera de visita.