El indiscreto encanto de la política
La evolución de la campaña de Guillermo Lasso y sus desafíos
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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Luego de algunos aciertos y errores en la precampaña, Guillermo Lasso inició la campaña oficial con una nueva imagen, actitud y discurso.
Si bien el punto de partida de la estrategia se dio en el lanzamiento de la campaña, el 31 de diciembre en el Palacio de Cristal de Itchimbía, en Quito, la verdadera presentación mediática ocurrió tres días después en una larga entrevista en el programa de opinión política Veraz, conducido por el periodista Carlos Vera.
Del análisis de los 80 minutos de programa, se pueden sacar varias conclusiones.
Durante este mes de campaña, Lasso se presentará como verdaderamente es: un empresario exitoso, de imagen seria, elegante y tradicional, que comulga en lo político con el ideario conservador-liberal.
El objetivo de estos primeros días parece ser el de volver a encantar y reclutar a su segmento natural de votantes, a partir de mostrarse como un estadista serio, con la capacidad y experiencia para reorientar al país hacia un derrotero de crecimiento económico, fortalecimiento institucional y estabilidad política.
Mientras la mayoría de los presidenciables empieza el año apostándole a los videos en tiktok, cargados de mucho humor, pero con muy poco condumio, Lasso destaca por huir de esa narrativa adolescente para volver a ser la figura madura, sobria, de traje planchado y zapatos lustrados.
Durante toda la entrevista, fiel a su estilo, Carlos Vera no vaciló en buscar incomodar (o hacer tropezar) al entrevistado. No lo logró.
Luego de 11 años de hacer campaña, Lasso tiene respuestas claras para la mayoría de preguntas y, a diferencia de lo que se vio en la precampaña, ya no pretende que sus respuestas caigan bien a todos, pues está claro que eso solo le produjo una percepción de ambigüedad.
Desde el análisis del mensaje, Lasso recupera el relato dicotómico de años anteriores, respecto a que en la próxima elección solo existen dos caminos: continuar en la senda del socialismo del siglo XXI con el candidato del correísmo o, finalmente, darle una oportunidad a él y al cambio.
En lo programático, Lasso mantiene a la generación de empleo como el eje principal de su futura gestión presidencial, a lo cual se suma, dada la coyuntura, un programa de salud y educación gratuita y de calidad; así como acciones concretas para paliar el hambre y la inseguridad.
En los segmentos medios y altos, la respuesta a la estrategia ha sido favorable; pero el verdadero desafío que tiene es encontrar el camino para que su mensaje cale en los estratos que conforman el grueso del electorado y que decidirán la elección el próximo 7 de febrero.