Leyenda Urbana
¿Podría Estados Unidos ayudar a recuperar lo robado? ¿Qué dicen los candidatos?
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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A inicios de 2020, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, visitó Luanda, la capital de Angola, allí elogió el trabajo “formidable” del presidente João Lourenço para hacer de la corrupción “un fantasma del pasado”.
Pompeo prometió que su país ayudará a Angola a recuperar el dinero enviado con corrupción al extranjero.
Lourenço ejerce el poder desde 2017, cuando José Eduardo Dos Santos, quien gobernó por 38 años, lo designó su sucesor. Compañeros de partido, fue su ministro de Defensa.
Para legitimar su Presidencia, João Lourenço convocó a elecciones y ganó ampliamente. Declaró la guerra contra la corrupción. Apuntó a los negocios de la familia de su antecesor.
La revista Forbes bautizó a Isabel Dos Santos, la hija del expresidente, como la mujer más rica de África. Estimó su fortuna en USD 3.200 millones.
Su imperio se repartía entre Angola, Portugal y otros países. Hacía fastuosas fiestas, a las que invitaba a Paris Hilton y a otras celebridades.
Lourenço embargó todos los bienes de Isabel. Su hermano José Filomeno y el exministro de Transporte, fueron acusados de corrupción.
En febrero pasado, el gobierno de Lourenço, pidió a Portugal el embargo de las cuentas bancarias de Isabel. Ella se mudó a Moscú.
La lucha contra la corrupción es acción y determinación; no declaraciones, gestos y ademanes.
Los angoleños que habían dudado de que Lourenço actuara contra su poderoso antecesor, hoy le llaman “Terminator” (el personaje interpretado por Schwarzenegger).
La justicia y la Fiscalía hicieron su trabajo.
El 2 de julio de 2020, el embajador de Estados Unidos en Ecuador, Michael J. Fitzpatrick, reveló que su país, en las últimas semanas, había retirado más de 300 visas a ciudadanos ecuatorianos, que son investigados por corrupción y otros delitos.
El diplomático dijo que se había quitado las visas “no solamente a grupos de mafias, sino también a sus familiares”.
Y sentenció: “No queremos a ladrones ni su plata, en mi país; al contrario, vamos a continuar las investigaciones internacionales”.
Dos meses después de la contundente declaración no se ha sabido de ninguna acción de las autoridades de Ecuador para sacar provecho de la misma.
¿Por qué no se ha hecho nada cuando las relaciones entre Quito y Washington están en su mejor momento?
La administración Trump ha sido decisiva para que Ecuador logre los acuerdos con el FMI, ¿por qué no se pide apoyo para recuperar el dinero que la corrupción le ha quitado al país?
La influyente embajadora Ivonne Baki podría hacer un gran aporte si logra persuadir, con argumentos, que se congelen los bienes y dineros mal habidos, para que Ecuador los recupere cuando los casos estén sentenciados.
Y en cuanto a Correa, Glas y seis ex altos cargos, con condena en firme, el sistema financiero de Estados Unidos, cuyo brazo alcanza a varios países, ya podría congelar sus cuentas.
Un convenio tendría que ser firmado, y para evitar resquemores de la conducta del futuro gobierno, quienes aspiran a la Presidencia deben comprometerse, públicamente, a seguir con la causa.
La Comisión Nacional Anticorrupción debería elaborar un documento para que firmen todos los candidatos, y notarizarlo. Así, quién gane deberá cumplir su palabra.
También hay otras vías para quitarles la plata a quienes robaron al Ecuador.
La empresa Kroll, experta en rastrear dinero, se hizo famosa, al recuperar la fortuna que Imelda Marcos, la viuda de Ferdinand Marcos, había sacado de Filipinas.
Su lujosa vida en Nueva York y sus 4.000 pares de zapatos, fueron solo una pista.
La experiencia de Kroll es archiconocida. Ubicó en Nueva York, Londres y Ginebra la fortuna que se llevaron de Haití los Duvalier. También las de otros dictadores.
Tras la consulta popular que Moreno ganó en 2018, se habló de recuperar lo que se llevó el correísmo, y se mencionó a Kroll, pero nada se ha concretado.
¿A qué le temen?
La inacción hace pensar que la sola idea de rastrear el dinero mal habido paraliza a mucha gente en el poder. Y eso es frustrante para la sociedad.
A Angola, en cambio, las cosas le salen bien.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) obtuvo más de 700 mil documentos que revelaron cómo una red global de consultores, abogados y contadores ayudaron a Isabel Dos Santos a amasar su fortuna y depositarla en el extranjero. Fue una bomba.
Un país con 32 millones de habitantes, índices enormes de analfabetismo, desnutrición infantil y corrupción, y diferencias sociales abismales, tiene esperanza.
En la Octava Conferencia de los Estados Partes de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, en Abu Dhabi, el ministro de Justicia de Angola reveló que su país había recuperado USD 5.000 millones transferidos al exterior. Esperan hallar más.
¿Y nosotros? Nada. ¿Por qué no se pide apoyo a Estados Unidos? ¿Qué dicen los candidatos?