Con Criterio Liberal
El espejito, espejito del presidente Pedro Sánchez
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Pedro Sánchez, el presidente del gobierno de España, es un globo, ha llegado a lo más alto a base de estar vacío, es la vanidad inflada, que por eso asciende, pero que no puede posarse en ningún lado pues nada de sustancia tiene.
Pedro Sánchez es un personaje que se cree todo lo que su espejito le dice cada mañana, y él, bonito de cara, dedica mucho tiempo a mirarse en el espejito, espejito, y a preguntarle: ¿Quién es el mejor político del reino? ¿Quién es el Presidente más bonito? ¿Quién es el más bueno, listo y progresista de todos los Presidentes del mundo entero?
Y así, a base de campañas de publicidad ridículas (recordemos el “Pdr Schz” con el que se dio a conocer), de eslóganes vacíos (“No es no”), de leer los bonitos e insustanciales discursos que le escribe Redondo, y de eludir cualquier cuestión espinosa (no vaya a ser que se desinfle el globo) o sustancial (que el peso lo arrastre a la tierra), ha llegado a ser Presidente con el voto de cuantos ya no aguantaban a Rajoy (que éramos muchos) y luego a obtener unos buenos resultados electorales pero insuficientes para gobernar en solitario.
Y ahí ha venido el abismo para Pedro Sánchez: tenía que hacer algo. Si al menos hubiese tenido conciencia de lo grave de la situación, hubiesen sido los tres meses más difíciles para Pedro Sánchez, pero como ni siquiera tiene eso, han sido meses muy felices, viajando en el Falcon y dando discursos sin tener que dotarlos de contenido, pues tan sólo era Presidente “en funciones”.
Desde que su Majestad Felipe VI le encargó formar gobierno el 5 de junio como presidente del partido más votado, Pedro Sánchez tendría que haberse sentado a negociar, a definir qué políticas quería implementar, qué socios del gobierno deseaba, y qué estaba dispuesto a ceder a cambio.
Tendría que haber hecho, al menos, algo. Pero Pedro Sánchez no podía sentarse a negociar sobre ideas, porque no tiene; sobre propuestas, porque no sabe; sobre políticas, porque improvisa.
Y así, inclumpiendo el encargo de Su Majestad Felipe VI, ha sido incapaz de formar gobierno, y aboca a los españoles a las cuartas elecciones generales en cuatro años.
Él sigue escuchando a su espejito, espejito, y cree que seguirá siendo el político más guapo de este reino, y que volverá a ganar las elecciones… lo que no sabe es que a veces aparecen las Blancanieves, y puede que el cuento acabe muy diferente.