Al aire libre
¿Dónde están las escrituras del departamento del abuelo?
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Apareció una buena oferta para vender el departamento que era de mi abuelo. Se trataba de una oportunidad porque tenemos gastos que atender y no hay tiempo para ocuparse del mantenimiento del sitio, control del pago de alquiler, reuniones de condominio.
Mi prima Gabriela y yo dijimos: manos a la obra. Contratamos un asesor inmobiliario que nos hizo el análisis comparativo de mercado para tener herramientas de negociación.
Con el avalúo comercial y el precio de venta, cerramos de palabra el negocio.
Procedimos con los siguientes pasos: contrato de compra-venta, sacar certificado de gravamen, pago del impuesto predial al día y elaboración de la escritura.
¿La escritura?
¿Quién tiene la escritura?
No asoma la escritura. Y nadie se acuerda de la notaría donde se suscribió.
Encargamos a un sobrino que vaya “de safari” a buscar a fondo en los archivos de mi abuelo, de mi mamá y de mi tía.
Nada.
¿Qué hacer? Sin ese documento estamos perdidos.
Tendríamos que haber anotado junto con las claves del computador: “el departamento del abuelo está escriturado en la notaría vigésima segunda”.
Tal vez muchos ya lo hagan, pero la recomendación, a raíz de este incidente, es tener un cuaderno o una carpeta en Word donde vayamos anotando nuestros históricos.
Algo sumamente clave es avisar a la pareja y a los hijos mayores o a alguien de confianza, el lugar donde reposa esta carpeta.
Aquí los históricos que sugiero tener al día:
- Historial médico: cuántos males tengo, cuántas alergias, qué médicos me han visto, tengo prótesis o clavos, cirugías y enfermedades pasadas. Triglicéridos en 96,5, presión en 135/71, con fecha 20 de julio. Luego uno ni se acuerda y no sabe si mejoró o empeoró.
- Historial dental: última profilaxis, cuántos puentes, mala mordida, y diagnóstico de la panorámica.
- Historial de crédito: quien le debe plata a uno, mi prima Consuelo USD 30, el mensajero USD 50. Y qué facturas electrónicas están impagas.
- Cuánto debo yo: USD 5 a la casera.
Que consten los créditos a instituciones financieras y casas comerciales y los seguros qué incluyen: daño de local, de inundación, de vida.
Puede suceder que el titular del crédito fallece y su cónyuge no tiene idea de que tenía un seguro de vida con gastos exequiales, por ejemplo.
Revisemos nuestro score crediticio en el buró para conseguir el préstamo el momento que lo necesitemos.
Se puede mejorar el score con cuatro pasos: ponerse al día en las obligaciones vencidas; pagar siempre a tiempo; si no se tiene historial, sacar a crédito un aparato electrodoméstico; y mantener una operación vigente.
- Historial tributario: número de RUC y documento. Declaraciones de impuestos que ahora se consiguen digitales en la página del SRI con el número de cédula. Estos detalles nos piden cuando queremos viajar y solicitamos visa.
- Historial de patrimonio: escrituras de todo lo que tenemos. A quién compré y a quién vendí. En qué notaría. Confirmar que las escrituras consten en la oficina de catastros.
Debemos tomar en cuenta de que, si una persona tiene una enfermedad mental, necesita un poder. La solución a este inconveniente puede demorar hasta seis meses.
Menos engorroso es sacar el poder de alguien que vive fuera del país.
- Historial financiero: dónde tengo mi dinero, cuentas de ahorro o colchón-bank, certificados de depósito, beneficiarios, fechas de vencimiento, monto de jubilación.
Puede suceder que la persona fallece y no avisó dónde puso el fondo de emergencia familiar. Ese dinero tal vez nunca se recupere.
Tengamos al día todo.
- Histórico de estudios y experiencias laborales, o sea currículum vitae. Aquí van nuestros estudios con lujo de detalles: magna cum laude, diplomas, honoris causa. Ponemos los aportes hechos a la comunidad como voluntariados, número de árboles sembrados. Los trabajos donde hemos estado, pasantías, proyectos, publicaciones y logros. Hobbies y trayectoria deportiva.
Importante no enviar todo esto a las ofertas de empleo porque nadie tiene el tiempo para leerlas, sino elegir lo relevante cosa de que nos contraten.
Con la misma rigurosidad con que guardamos nuestros diplomas, tengamos los históricos anteriores.