Comunidad Artística
Escribir el cuerpo
Profesora de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Estudió Periodismo e Historia del Arte en la USFQ y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Tiene un máster en Arte Contemporáneo, de Sotheby’s Institute of Art, Nueva York. Es editora general de
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En el Manifiesto Cyborg, publicado en 1984, Donna Haraway escribió: “¿Por qué nuestros cuerpos deberían terminarse en la piel o incluir como mucho otros seres encapsulados por ésta?”
Treinta y cinco años más tarde, el tiempo-espacio que ocupa el cuerpo se ha expandido. Los lugares digitales amplían las posibilidades de la experiencia vital y se convierten, muchas veces, en reductos de libertad para los cuerpos no binarios que, por diferentes, desobedientes o desordenados, la norma expulsa.
Ocupar un espacio puede ser gesto estético y político. Las obras de Ernesto Salazar lo prueban. La exhibición #body_writer, que se presenta en No Lugar de Quito hasta el 14 de junio, reúne una serie de procesos en los cuales el artista modela formas de representación de su propio cuerpo, con realidad aumentada y modelado en 3D.
El proceso creativo digital de Ernesto Salazar empieza en la cuenta de Instagram @body_writer y poco a poco ha ocupado espacios físicos en galerías y encuentros de nuevos medios.
Ese ir y venir entre las pantallas y las paredes ocurre como un tránsito fluido y cuidadoso, en el que los recursos tecnológicos no son simples dispositivos de proyección, sino que marcan el sentido de la obra misma: un teléfono con una cuenta de grindr activa, una tablet que muestra una imagen al tiempo que registra también lo que ocurre en la galería.
Son ideas que remiten a nuestra propia actividad en las redes sociales y los códigos que hemos aprendido a manejar en ellas, también hacen ecos a las maneras en que nos auto-representamos para las redes y la espera de validación de los otros que ocurre cuando 'posteamos' y tratamos de cazar 'likes'.
En las obras de Ernesto Salazar se abren múltiples preguntas: ¿Quiénes somos cuando hablamos en las redes sociales? Si la identidad, como lo explicó Judith Butler, se transforma y pasamos los días participando en un performance cotidiano, las redes son un gran espacio para probar y mostrar que la identidad es inestable, sujeta a cambios, producida a gusto y placer.
¿Qué ocurre con los afectos en los espacios digitales? Sarah Ahmed tiene un término bellísimo para hablar de la piel y los afectos: dermografías.
En Thinking Through the Skin, la autora escribe: “pensar sobre la piel es un modo de pensamiento que refleja, no solo al cuerpo como el objeto perdido del pensamiento, sino una inter-corporalidad, en el modo de ser-con y ser-para, donde uno toca y es tocado por otros”. Esas cartografías de la piel trasladadas al espacio digital hablan de otros tactos, de otros temblores, otras formas de tocar y tocarse.
En esta publicación incluyo una galería con imágenes del proceso creativo de Ernesto Salazar, que, generosamente las cedió para que podamos descubrir qué hay más allá, junto a las piezas que se exhiben en No Lugar.
#body_writer es un experimento sensible y político, muestra cómo lo digital es refugio y reducto, espacio de tránsito y de resistencia.