El Chef de la Política
La elección presidencial en dos escenarios
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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Así se puede definir al próximo proceso electoral en Ecuador. En el primer escenario está la Revolución Ciudadana, sin rivales que se le acerquen y prácticamente sin ninguna posibilidad de perder la primera vuelta.
Su disputa electoral, por tanto, es consigo misma. Ellos no se enfrentan a ninguno de los siete candidatos restantes sino al 32,72% de Andrés Arauz en 2021.
La meta ahora es vencer a la propia Revolución Ciudadana y eso se expresa en la necesidad de llegar al ansiado 40% que les permita, mediando diez puntos porcentuales respecto al segundo postulante, llevarse la Presidencia en una sola partida.
Hacia allá enfilan armas. Para ello, al apoyo ganado por Arauz en la pasada elección han decidido agregar el empujón final que podría venir de Luisa González.
Crecer 8% es el objetivo y, aunque esa no es una tarea fácil, tampoco es irrealizable. Con un poco más de exposición pública de la candidata y menos cámaras para el candidato, podrían llegar.
En realidad, en el terreno de disputa en el que juega la Revolución Ciudadana, esta es una elección de una sola vuelta. Si la pierden allí, pierden la Presidencia.
Mejor, si hay que pelear en el ballotage, las condiciones resultan menos favorables y el posible triunfo dependerá en buena medida de quien sea el opositor.
Por eso es que a la Revolución Ciudadana, sin ser parte directa del segundo escenario, le importa cómo se juegan las allí preferencias ciudadanas.
En esa arena hay siete candidatos en carrera, aunque a juzgar por lo sucedido hasta ahora son cuatro, dado que Noboa no termina de cuajar, Armijos es un saludo a la bandera y Hervas tiene problemas para revivir la propuesta del candidato outsider publicitado en redes sociales.
Si esto es así, entonces la contienda efectiva va de Otto a Yaku, pasando por Villavicencio y Topic. En ese orden o en cualquier otro, lo cierto es que entre ellos se disputan media banda presidencial en la primera vuelta.
Sin embargo, para fines electorales, en esta ocasión el orden sí afecta el resultado. No es algo tan simple como afirmar que el que llegue a la segunda vuelta tiene la Presidencia en la mano.
No será lo mismo una disputa entre González y Sonnenholzner que una entre la representante de la Revolución Ciudadana y Pérez, Villavicencio o Topic.
Los dos últimos son flancos más fáciles de combate desde las huestes altivas y soberanas y, por tanto, para ellos cualquiera es un rival vencible.
Con Pérez la cuestión se pone cuesta arriba y ahí la esperanza de la Revolución Ciudadana sería que algunos votos de Topic y unos cuantos más de Sonnenholzner terminen por preferir "un malo conocido que un bueno por conocer".
Además, el corte regional Costa/Sierra podría nuevamente jugar un rol clave a favor de la candidatura de González.
Con quien más duro se la vería la Revolución Ciudadana es con Sonnenholzner. Ese es el candidato con menos desafectos desde la ciudadanía y menos debilidades que explotar desde la perspectiva de González.
Si bien el paso por el gobierno del expresidente Moreno puede ser un punto de ataque, da la impresión que eso no es suficiente para conseguir que los votos de Villavicencio o del propio Yaku terminen girando hacia la opción de la Revolución Ciudadana.
En ese escenario, la apuesta de González estaría en revitalizar el maridaje con el socialcristianismo y así volcar de forma masiva la votación de Topic a su favor.
Con esos votos, más los residuos de los otros candidatos, alcanzaría para ganar. Pero bregando hasta el final. Por tanto, aunque para la Revolución Ciudadana cualquier contendiente en segunda vuelta es ganable, con el que mayores dificultades tendría es con Sonnenholzner.
En dos escenarios es la contienda presidencial. En el primero, la Revolución Ciudadana enfrentándose a su propio resultado electoral de 2021.
En el segundo, un grupo de candidatos disputando palmo a palmo la posibilidad de pasar a segunda vuelta y allí reavivar la dicotomía correísmo/anticorreísmo. Sin embargo, en esta ocasión no bastará con eso.