Con Criterio Liberal
Un esbozo de plan económico para la recuperación de Ecuador
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Estando ya en Pascua de Resurrección es tiempo de plantear medidas económicas para salir de la crisis, mientras se sigue intentando parar la crisis sanitaria.
Quisiera aquí proponer cinco líneas de actuación para tener en cuenta en la recuperación, y un punto más con aquello que no es necesario reformar en mi opinión.
Afrontamos una de las mayores crisis de la historia, y la enfrentamos con incertidumbre. Aún no sabemos ni cuánto durará el confinamiento ni qué consecuencias tendrá ni qué acciones tomarán los organismos internacionales, pero ya sabemos las medidas (que no son las primeras y probablemente tampoco las últimas) anunciadas por el gobierno de Lenín Moreno, y sobre esta realidad quisiera aportar mis comentarios.
Cualquier plan de acción se ha de basar en 5 +1 puntos fundamentales, que son la dura realidad de Ecuador:
La vulnerabilidad. La situación es muy grave. El gobierno ya está dando bonos a casi un millón de familias ecuatorianas y anuncia ampliarlo a dos millones de familias (dos según el anuncio del presidente Moreno, que son hasta tres según el anuncio del Ministro de Finanzas, Richard Martínez).
Dos millones de familias con una media de 4 miembros por familia son 8 millones de personas, casi la mitad de los ecuatorianos. Si son tres millones, serían unos 12 millones de personas, de 17 millones de habitantes, que estarán recibiendo algún tipo de subsidio para poder afrontar las semanas y meses venideros. Así de grave es la situación.
Las empresas. Muchas empresas están en situación crítica. La supervivencia del mayor número de empresas posible es fundamental para la recuperación económica, y las empresas tienen un problema de liquidez. Por ello es imprescindible articular mecanismos de crédito, pero no hay mucha capacidad de otorgarlo por ahora.
El Estado está quebrado. El Estado ecuatoriano está básicamente quebrado, por lo que no se puede contar con sus aportes para poder “reactivar la economía”. Esta es una dura realidad que hay que reconocer. Los despilfarros de gobiernos anteriores y la imposibilidad de hacer reformas que permitan ahorros, han llevado a esta situación. Por tanto, gran parte del gasto público va a haber que reorientarlo a aquello que sea de ayuda en esta situación y eliminar todo gasto superfluo.
Las reformas estructurales son imprescindibles para mejorar la economía pero, sin embargo, éstas han de ser aprobadas por la Asamblea, y eso es un proceso político complejo y normalmente lento. Por tanto hay que distinguir de aquello que puede aprobar el Ejecutivo de manera inmediata, de aquello que, por muy necesario que sea, requiere de una reforma legal que ha de pasar por la Asamblea, como sería la Reforma Laboral, la Reforma Tributaria o similares que permitan ganar competitividad y atraer inversión.
Los préstamos internacionales. Ecuador depende ahora mismo de los préstamos internacionales y de organismos multilaterales que se están anunciando, pero que son todavía inciertos. Es importante una negociación honesta y clara que permita al país ganar confiabilidad y, con ello, conseguir más financiación y con mejores condiciones.
También es importante destacar aquellas áreas de la economía ecuatoriana que no requieren de reformas y que son garantías para que no se empeore la situación de la economía, como son la dolarización, el comercio internacional y el sistema financiero.
La fórmula elegida de aportes a fideicomisos es la manera de garantizar, por un lado, que el dinero del esfuerzo pedido a grandes empresas y ciudadanos no sea despilfarrado en gasto común o más gasto público, y más importante todavía, que no sea saqueado por los inescrupulosos, como por desgracia ya ocurrió anteriormente. Ahora es importante que esos fideicomisos sean prácticos, ágiles y eficientes.