Al aire libre
Enseñar a pescar o, como Papá Noel, a montar bicicleta
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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"El 24 de diciembre de 2019 tuve la loca idea de acercarme a los niños de las calles y sacarles una sonrisa. Salí en mi vespa roja, disfrazado de Papá Noel y repartí regalos y caramelos", cuenta Daniel Jarrín.
Y recuerda que "pensaba, la Navidad es unión familiar, pero qué pasa con los niños que no tienen familia".
Con Ana Isabel Idrovo, de la Fundación Mujeres en Bici Ecuador y su compañera de bicicross desde los ocho años, Daniel tuvo la oportunidad de participar de sus clases de bici con niños de capacidades especiales y situación vulnerable, en Cuenca.
-Quedé enamorado para toda la vida. Le dije, Anita, busquemos una fundación en Quito para transmitir lo que mejor sabemos -dice Daniel.
El Ministerio de Deporte los direccionó a la casa hogar Ciudad de los Niños. Allí viven hijos de madres presas, niños huérfanos y vulnerables por casos de violencia intradoméstica.
-Me identifico con esos niños por su actitud, inquietos, molestosos. La famosa frase: ese niño es hiperactivo era la que me decían a mí – cuenta Daniel.
Dice que "mediante la bicicleta se puede descargar toda la energía que teníamos unos niños más que otros. El primer día que fui, les prometí convertirlos en deportistas".
Veinte bicicletas y cascos fueron donados por Bikeshop mediante una gestión de Ana Isabel, a través de su fundación.
El domingo pasado Daniel organizó un paseo al Cotopaxi Bike Park con 24 niños de esta fundación.
-Encontré talento en estos niños y me comprometí a llevarlos a conocer el Bike Park. Que vean la oportunidad de ser grandes deportistas y que puedan conocer más allá, a donde la bicicleta te puede llevar- agrega Daniel.
Los niños arrancaron con un calentamiento previo y bajaron por las rutas más suaves que son las que tienen rótulos verdes.
-Yo puedo ir por la ruta negra que es la más difícil -decía un niño que dominaba la bici.
Cansados y sonrientes, llegaron hasta un claro del camino, junto al sendero Salto del Puma, con montículos y rampas para saltar en la bici.
La noticia era que por allí iba a pasar Papá Noel.
"Allá viene", gritaban y de pronto se oyó un ¡holaaaa! general, aplausos y risas, mientras como conejo iba Papá Noel saltando y haciendo piruetas en el aire.
"Ya vuelve", gritaron los niños.
Y otra vez iba Papá Noel exhibiendo su destreza y su velocidad.
Se unieron otros ciclistas a saltar atrás del 'colorado'.
Gritaban y se reían los niños.
En eso, un pequeño gritó:
-Creo que es el Daniel. Sí es el Daniel -y se mataban de la risa.
Una vez descubierto, Daniel fue a conversar con sus alumnos y los invitó a seguir bajando hasta la casa del Bike Park para almorzar.
-Qué bueno que conozcan ahora sí lo que hace su profesor -decía riendo.
Empezó a llover, pero los chicos y chicas no se inmutaban, con sus cascos y chompas estaban protegidos y viviendo el momento.
Llegaron pedaleando con habilidad, parquearon sus bicis, jugaron, se tomaron fotos y almorzaron. Recibieron los regalos de las empresas que apoyaron esta iniciativa.
-La bicicleta ha pasado a ser parte de mi vida. Gracias a la bici he conocido muchos lugares, personas, amigos, aventuras inolvidables, felicidad, tristeza, experiencia y, sobre todo, me he ido formando como ciclista. Simplemente, disfruto y me expreso cuando estoy a bordo de mis dos ruedas inseparables -confiesa Daniel.
Y continúa: "los 24 de diciembre sigo con mi costumbre de salir de rojo y ahora me acompaña una van -roja también- con más regalitos. La bici me dio un incentivo para vivir, eso mismo quiero que les pase a mis alumnos. Que cuando salgan de Ciudad de los Niños, tengan esta herramienta de felicidad", concluye.