Firmas
El enemigo sin límites
Abogado y escritor. Ha publicado varios libros, entre ellos Abraza la Oscuridad, la novela corta Veinte (Alfaguara), AL DENTE, una selección de artículos. La novela 7, además de la selección de artículos Las 50 sombras del Buey y la novela 207.
Actualizada:
A ningún guionista de películas sobre pandemias mortales se le ha ocurrido incluir en sus tramas –dolorosas y dramáticas- a villanos como los que nos atacan a los ecuatorianos en esta época de Covid-19.
Hemos visto en varias películas que el papel del antagonista, usualmente el causante del virus, o a algún político poderoso e idiota que privilegia el dinero antes que la seguridad, que se opone a los toques de queda y cierres de ciudades, que se burla de los científicos y de los seres racionales, pero que en la penúltima escena, para alegría de la audiencia, mueren tristemente para alimentar la moraleja.
De estos políticos hemos vistos al menos un par: hacia el norte, López Obrador, y hacia el este, Bolsonaro.
A nadie, decía, se le podrían ocurrir los enemigos que los ecuatorianos hemos tenido que enfrentar durante esta horrenda crisis que nos moverá el eje algunos metros hacia alguna parte. Tan degenerados estos enemigos, que un editor estaría listo a eliminar de la historia a un personaje tan grotesco que excede incluso el equilibro que exigen la credibilidad entre perversidad y bondad.
No obstante, en Ecuador la realidad supera a la ficción una vez más. Vivimos y sufrimos el pánico, los límites humanos, el estado calamitoso del IESS y de la Salud Pública, la total ausencia de un fondo de ahorros y contingencias, las muertes y contagios incontables, las tragedias familiares, el regionalismo, las pequeñas miserias y egoísmos humanos, y los delirios “febriles” como impedir aterrizajes.
Y a esto hay que sumarle, al menos, dos acciones que no tienen adjetivos suficientes en el enorme diccionario dedicado a los seres infames con los que nos ha tocado convivir en el planeta:
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El negociado frustrado
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El negociado frustrado para la compra de mascarillas de tipo N95, en un hospital del IESS denunciado en la prensa y en redes sociales, que dejó sin cargo al entonces director del IESS, Miguel Loja, y tiró abajo el contrato.
Tanto la Fiscalía como la Contraloría ofrecieron investigaciones, y no se ha conocido de otras consecuencias que parecerían obvias. De esta noticia que agrega falta de fe a la ausencia de esperanza lo único bueno que puede decirse es que no hay periodistas enjuiciados por el gobierno. Asunto que me lleva directamente al más ruin de los villanos:
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Intento de Correa de usar el caos
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El intento del prófugo Rafael Correa de utilizar el caos y el dolor de sus compatriotas para causar mayor inestabilidad en el país y sugerir que le dejen volver para hacerse cargo competentemente del problema.
Basta decir que muchas de las debilidades actuales del sistema económico y de salud del país son su directa culpa como para encontrar un cinismo de tamaño inédito en sus palabras. Pero, no satisfecho con ser cínico y desvergonzado, y con atacar al Presidente que él mismo puso en el cargo, se ha dedicado a llenar las redes sociales con información falsa con la que pretende empeorar la situación, como si la realidad cruda no fuese ya suficiente.
Ni un gramo de consciencia ha tenido, y menos aún, de cuidado, pues sus mentiras fueron rápidamente develadas, como aquella de compartir un video de cadáveres en 'Guayaquil', que realmente estaban en Nueva York.
No fue un error de buena fe, compañeritos, fue un acto calculado, totalmente planeado dentro de su estrategia de venderse como el salvador. Todo para él es carne de cañón, incluida la muerte de quienes dice querer proteger.
En octubre del 19 ya sufrimos de ataques de noticias falsas desde el ático y desde las cuentas de “agencias de noticias” y de personajes que han hurtado hasta el discurso de los Derechos Humanos.
Si bien al inicio de esta nueva campaña sucia tuvieron relativo éxito en generar más terror y caos, y hasta el despistado populista 2.0 de Nayib Bukele picó el anzuelo, el asunto se les desinfló pronto. Tal vez ahora les ha resultado más difícil engañarnos pues aprendimos sobre este tipo de acciones antisociales y de quiénes las orquestan.
¿Seguiremos aprendiendo? ¿Limpiaremos con cloro los hospitales del sistema de salud pública plagados de mafias que se turnan para ganar los concursos? ¿Desinfectaremos nuestras redes de delincuentes mentirosos y desesperados?
¿Recordaremos el rostro del peor saqueador de la historia ecuatoriana en las próximas elecciones?