Economía y Desarrollo
Empleo y pobreza: ¿qué nos muestran la comunicación oficial y las cifras del INEC?
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) publicó nuevas cifras de empleo, con corte a septiembre de 2020. El Gobierno nacional desplegó una campaña comunicacional con el mensaje: '¡Buenas Cifras!'.
Desde el Gobierno se hace una comparación de las cifras de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu) de septiembre de 2020, con la encuesta telefónica levantada en mayo-junio.
Dos encuestas que no son comparables, porque parten de diseños muestrales y estrategias operativas distintas.
La comunicación oficial se asemeja a lo que se conoce como “la falacia del francotirador”. La fábula cuenta de una persona que dispara al azar contra una pared, y después señala los objetivos justamente donde disparó, para proclamarse como francotirador.
En Ecuador, la realidad supera a la ficción. Mal se hizo, como se advirtió en su momento, la adscripción del INEC a la Presidencia pues ponía en riesgo la credibilidad de la entidad responsable de la estadística nacional.
Ahora, el uso oficial que se le da a la información evidencia lo que se temía, y ahonda la crisis institucional generada en los últimos años.
Confiando en los procesos técnicos del INEC, más allá de la comunicación gubernamental, los resultados de la Enemdu muestran que la población económicamente inactiva (PEI) subió del 32,2% (4 millones de personas) al 37,2% (4,7 millones de personas) en relación con la población en edad de trabajar (PET). Un aumento de 700 mil personas en la inactividad.
Es decir, hay más personas, mayores de 15 años, que por cualquier razón no están trabajando ni buscando trabajo, lo que se refleja en una menor participación laboral y, por ende, en una caída del empleo en términos generales y una reducción del ingreso para los hogares.
En cuanto a la condición de desempleo, en la que a septiembre de 2019 se ubicaban 407 mil personas, a septiembre de 2020 se identifican 523 mil personas, que equivale a un incremento del 28,5%.
Por su parte, en las condiciones de empleo inadecuado (distintas formas de subempleo) aumentó de 4,7 millones en septiembre de 2019 a 4,8 millones en septiembre de 2020; mientras que en empleo adecuado se pasó de 3,2 millones a 2,5 millones de personas, representando una reducción de 700 mil personas, en el mismo periodo.
Malas cifras. Más aún si se incluye que la pobreza, calculada siguiendo la metodología oficial, a septiembre de 2020 se ubica en 29,3% y la pobreza extrema en 11,8%; mostrando un retroceso de 10 años.
La recuperación de la crisis económica que vive el país, y que se profundizó por la pandemia de Covid-19, no se logrará mediante propaganda que intente ocultar la verdad de las cifras, mucho menos haciendo cambios metodológicos para presentar datos a gusto electoral, ni reduciendo la disponibilidad de datos a nivel territorial, como ha ocurrido desde 2018, año en que se eliminó la representatividad provincial de la Enemdu.
Para la recuperación económica y social y para fortalecer las instituciones y su credibilidad, es indispensable contar con información confiable para diagnosticar adecuadamente los problemas y poder solucionarlos.