Economía y Desarrollo
Empezó la carrera electoral con más binomios que propuestas
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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Ecuador se encuentra en medio de una crisis de múltiples facetas: sanitaria, económica, social, institucional y moral, por señalar algunas.
Un complejo momento para asumir la conducción del país hacia días mejores, que es lo que todos y todas queremos. Quizá por eso se puso de moda declinar candidaturas, incluso algunas que nunca se ofrecieron.
Aun así, se confirmaron 19 binomios, fruto de procesos de democracia interna en organizaciones políticas. Qué tan democráticos fueron los procesos internos. Es difícil saberlo, ya que en la mayoría de los casos no existió difusión pública.
El resultado es que en varias organizaciones el candidato resulta ser el “dueño” del partido; y en otras, el mismo dueño, a manera de “gran elector”, define a su gusto y conveniencia quién va y quién no.
De entrada, ya se puede intuir cuán democráticos son unos y otros, un elemento fundamental para la institucionalidad.
¿Cómo se enfrentará la crisis sanitaria? ¿Cómo se fomentará la reactivación de la producción, el empleo y el consumo?¿Cómo se protegerá el bienestar ante el aumento de la pobreza y la vulnerabilidad?
¿Cómo se dará sostenibilidad a las finanzas públicas? ¿Cuál será proyecto de largo plazo propuesto en términos de sustentabilidad ambiental, de ciencia y tecnología, de igualdad y de erradicación de las violencias?
El mayor riesgo de unas elecciones, en medio de una crisis como la actual, es que se da espacio para el populismo y la demagogia, así como para la polarización en que se califica de “buenos” y “malos”.
Por el momento, mientras se empieza a considerar el voto, por donde sea que se inclinen las preferencias, no podemos confiar en quienes simplemente cambiaron el nombre del partido o se cambiaron de partido a última hora, tampoco si se consideran “un arquero que se lanza por izquierda o por derecha según vaya el balón”, peor si dicen “mi ideología es el Ecuador”.
Es decir, estemos alerta de quienes se presentan a la política “sin ideología”, porque ya aprendimos que eso significa que su interés es individual o grupal, no público (de buscar el bien común), y que “como dicen una cosa, dicen otra”.
En esa ambigüedad no hay programa de Gobierno, plan de desarrollo, ni rendición de cuentas que sirvan.
Esperemos que en el camino se den acuerdos programáticos que, en lugar de ponernos a discutir sobre personas y gastar recursos en propaganda individual sin opción electoral, nos hagan reflexionar sobre ideas. Exijamos desde ya la presentación de programas y propuestas.