Con Criterio Liberal
Unas elecciones intrascendentes
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Es sorprende que, siendo Ecuador un país tan necesitado de cambios, se enfrente a estas próximas elecciones seccionales con siete papeletas y miles de candidatos… y que no vaya a cambiar nada sustancial.
Las encuestas fallan estrepitosamente. Algunas se hacen (o incluso se inventan) con la intención de movilizar cierto voto. Otras, simplemente, no pueden saber lo que los mismos ciudadanos no saben aún.
Hay hasta un 50% de indecisos, y esa es la auténtica mayoría de Ecuador: la de quienes están hartos de la política y preocupados por los verdaderos problemas del país: inseguridad, desempleo y corrupción.
Toda ciudad y pueblo está empapelado con cientos de imágenes de candidatos, perfectamente intercambiables entre sí, con los mismos eslóganes manidos y propuestas vacías.
Carteles que los ciudadanos, en su mayor parte, ignoran. Votarán el domingo porque es obligatorio (un absurdo que se debería corregir ya) por uno de las decenas de candidatos en cada papeleta, sin conocimiento real de las propuestas o trayectorias.
El problema es que si la democracia no es capaz de canalizar la desesperación por un cambio tan necesario que reclaman los ciudadanos, entonces falla en una de sus misiones principales y deja a la ciudadanía sin herramientas para mostrar su descontento.
El Gobierno ha planteado una consulta popular con ocho preguntas, que, como ya dije en esta misma columna, es la consulta que a nadie le importa.
Sobre la consulta, es mejor que salga todo Sí, aunque los que promueven el No dicen, con razón, que no solucionará los problemas del país, y es que no hay ninguna solución mágica que con una votación arregle a Ecuador.
La cuestión es que con el Sí se podrá avanzar para estar un poco mejor, especialmente con la desaparición de ese engendro que es el CPCCS y la posibilidad de extraditar a delincuentes.
Lo importante es qué ocurrirá el 6 de febrero (o más bien el 7, pues el Gobierno ha decretado intempestivamente un inexplicable feriado), y por más promesas electorales que se hayan hecho, no creo que nada sea mucho mejor.
No se prevé (dentro de lo imprevisibles que son unas elecciones) cambios de gobierno en las principales ciudades y prefecturas (como si las autoridades actuales lo estuviesen haciendo bien), y el Gobierno Nacional no presenta ni apoya ni una candidatura en ningún lugar con opciones de ganar.
Es llamativo el aislamiento del Gobierno, que los escándalos de corrupción y la pésima reacción han exacerbado.
Aún quedan dos años de legislatura, o hay un cambio de rumbo radical o sólo cabe esperar una decadencia que no puede llevarnos a ningún lugar mejor, a pesar de tantas promesas de cambio y mejora de los miles de candidatos.
Promesas electorales, ya se sabe: flatus vocis.