El Chef de la Política
Las elecciones: quiénes ganan y quiénes pierden
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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No es necesario esperar los resultados oficiales para proponer algunas ideas en torno a los ganadores y perdedores de las elecciones de este domingo. No es necesaria esa espera porque en la batalla contra el sueño, Morfeo terminará venciendo.
Mientras tanto, el CNE seguirá en su contemplativo conteo, más demorado que una cita médica en el IESS.
Con ello, se podría argumentar, por ejemplo, que la Revolución Ciudadana es una de las poquísimas organizaciones electorales con cierto nivel de estructura, enraizamiento territorial e identificación entre los votantes.
En cuanto a prefecturas, RC gana la reelección en Pichincha, probablemente repite Orlando en Manabí, mientras que en Guayas la votación crece en relación con la obtenida en 2019.
Respecto a las alcaldías, en Quito no es necesario saber si Yunda gana o no para decir que RC como organización es más que RC como líder. El voto de Luisa Maldonado se trasladó de forma íntegra a Pabel Muñóz, con lo que la conjetura previa toma cuerpo.
En Guayaquil tampoco es importante esperar el conteo oficial para decir que, si bien Cynthia Viteri podría ser reelecta, la votación de Aquiles Álvarez es histórica y posiciona a RC como una de las fuerzas políticas con mayores opciones de disputar a futuro la hegemonía en la Perla del Pacífico.
Aunque en Cuenca RC no tiene aún certezas sobre la Alcaldía, su votación no deja de ser importante. En definitiva, aún perdiendo, RC gana.
No es esa la realidad del PSC. Para ellos, aún ganando, pierden. En Guayaquil, la votación de la alcaldesa es la más baja de los últimos treinta años, mientras que en la prefectura de Guayas, González se reelige con las justas, pidiendo tiempo y quizás pierde.
En otras provincias de la Costa el PSC mantiene su influencia, como en Esmeraldas, mientras que en otras, como El Oro y específicamente en Machala, el declive de su principal líder, Carlos Falquéz, da cuenta de un proceso sostenido de debilitamiento.
Sobre la Sierra y la Amazonía, no es mucho lo que se puede decir. Allí el PSC no existe o existe marginalmente.
Urge una renovación de liderazgos y ese parece ser el clamor de los propios socialcristianos, aunque en voz baja, temerosos de los últimos coletazos del omnipresente líder.
Pero existen otros que comparten la etiqueta de perdedores. Allí se ubican las organizaciones electorales que tiene el país.
Claramente, no representan a nadie y lo poco que pueden obtener de espacios en alcaldías, prefecturas y concejos municipales es el resultado de la acción de los candidatos, la mayoría de ellos sin afiliación partidista.
Ahí, en el grupo de los perdedores se cuentan también la mayoría de encuestadoras. Prácticamente no le apuntaron una. Ojalá la opinión pública se encargue de evidenciar las prácticas que están detrás de la información que se ofrece a la ciudadanía.
Perdedor también el CNE. Siguen sumando y restando a cuentagotas. Siguen deteriorándose en cuanto a imagen ante la ciudadanía. Más tiempo en contar, menos legitimidad. Esa sería la relación entre ambos factores.
Hablando de ganadores y perdedores, lo que se esperaría, pero que no sucederá, es que los actores políticos lean críticamente los resultados. Hay un proceso de apatía en marcha que lo observan todos, menos quienes deberían hacerlo.
Así, mientras los líderes partidistas dedicaron sus esfuerzos a sepultar a RC y RC, él y ellos se preocuparon de fortalecerse en las bases y en las urnas. Ahí los resultados.
Con seguridad, la estrategia seguirá en la misma línea y, como es de esperarse, los resultados electorales también marcarán una tendencia similar a la de la elección de ayer.