Con Criterio Liberal
Otras elecciones con incertidumbre: uno de los peores escenarios
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
Actualizada:
Se ha confirmado uno de los peores escenarios posibles tras las elecciones: Unos resultados muy ajustados y acusaciones de fraude de alguno de los candidatos.
Por desgracia, no podemos decir que sea un escenario inesperado, la falta de confiabilidad del CNE y lo complicado de estas elecciones apuntaba a algo así, como ya se había denunciado ex ante por tantos, entre otros en esta misma columna.
Estamos en una situación similar que la de hace 4 años, sin haber generado ninguna confiabilidad o institucionalidad desde entonces.
Al momento de escribir estas líneas (lunes 8 de febrero) las actas 'con novedades' (una extraña calificación que usa el CNE para no decir 'incidencias') son un 14%.
Una cifra muy elevada con respecto a la diferencia entre Yaku Pérez y Guillermo Lasso (0,2%), lo que lleva a un escenario en el que va a hacer falta mucha paciencia y calma para contar cada voto con garantías hasta dirimir el resultado final.
En cualquier caso, las elecciones ya dejan algunas enseñanzas interesantes. El correísmo ha llegado a su techo, que es ese 32% de votos.
Los mismos que obtuvo de media en las preguntas de la Consulta Popular de 2018, donde solo ellos apoyaron el NO, y que osciló entre el 26% y el 36% en cada pregunta, con ese 32% de media.
El correísmo ha llegado a su techo, que es ese 32% de votos.
El 75% de los votos son para algún tipo de izquierda, excepto el 20% de Lasso, + 2% de Freile, + 2% del populismo inclasificable de Romero, +1% del pastor Almeida; todos los demás votos fueron a la izquierda. Eso hace un panorama muy complicado para gobernar para quien no sea de izquierdas.
Se ha consolidado una centro izquierda, sea en la versión socialdemócrata de Xavier Hervas o en la versión progresista de Pérez, pero ha surgido una izquierda que representa al 36% del electorado y que no es correísta.
Eso es positivo, pues anuncia un futuro de elecciones en Ecuador que se pueda dirimir entre una centro-izquierda y una centro-derecha, con consensos nacionales institucionales.
Ha surgido una izquierda que representa al 36% del electorado y que no es correísta.
La cuestión es si esa izquierda democrática es más de izquierdas o más democrática. Si, llegado el caso, se decidirá por unirse por la calidad de la democracia contra Arauz o por unirse a la izquierda con Arauz.
Queda mucho por recorrer de aquí a la segunda vuelta, donde el resultado no está, ni mucho menos, definido, menos aún sin siquiera saber quien competirá.
Primero hay que estar vigilantes al recuento del CNE y sus resultados. Y una vez proclamado el candidato, sería importante abrir un diálogo honesto sobre temas concretos en los que se pueda transar y generar consensos, sobre medidas, sobre cargos e, incluso, sobre gestos.
Ahora sabemos que las fuerzas no-correístas están muy equiparadas entre sí (bueno, en 3 de los 15 candidatos, pues 12 no han aportado nada en esta campaña) y el sistema de segunda vuelta permite hacer alianzas claras y explícitas para acordar programas y atraer votantes de uno y otro lado. Ojalá se logre.
Una vez proclamado el candidato, sería importante abrir un diálogo honesto sobre temas concretos en los que se pueda transar y generar consensos.