El indiscreto encanto de la política
Elecciones en Estados Unidos, los perdedores son las encuestadoras
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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Al momento de escribir esta columna, Joe Biden está a seis votos electorales de alcanzar la Presidencia de Estados Unidos.
La decisión final la tiene el estado Nevada, históricamente demócrata. Si nada sorpresivo ocurre, Biden alcanzaría al menos los 270 compromisarios y, virtualmente, sería el nuevo presidente de Estados Unidos.
Esta elección, que ha registrado un récord de participación electoral, ha estado marcada por una campaña suigéneris en medio de la pandemia; y también ha evidenciado que, nuevamente, las encuestas se equivocaron.
A pesar de que la experiencia de 2016 hizo que las consultoras afinen sus técnicas de muestreo, así como sus instrumentos de recolección de datos, prestigiosos medios de comunicación como The Economist, NBC y Wall Street Journal, pronosticaron una diferencia de al menos 10 puntos a favor de Biden en el voto nacional.
Según estas mediciones, Biden alcanzaba el 52% de los votos frente a un 42% de Trump. En este momento, a las puertas de cerrar el conteo, el demócrata registra el 50,5% de los votos, mientras que el republicano un 48%; es decir, existe una diferencia de solo 2,5 puntos.
Respecto a los datos en los Estados clave, las mediciones del New York Times estimaban que Biden ganaría con una diferencia de 11 puntos en Wisconsin; con el 99% de votos escrutados, la diferencia no llega ni al 1%.
En Florida pasó algo similar, el 1 de noviembre la cadena CNBC señaló una diferencia de tres puntos a favor de Biden mientras que el resultado final señala tres puntos a favor de Trump.
Entre los analistas, a priori se sabía que nuevamente las encuestas iban a fallar. Eso explica que, a pesar de la “abultada diferencia” que las encuestadoras presagiaban en favor de Biden, nadie se atrevía a afirmar un triunfo demócrata sin dejar un espacio de duda ante una posible "sorpresa" republicana.
Trump tiene un porcentaje importante de voto oculto, tímido, que no está dispuesto a hablar con las encuestadoras, salvo que se aborde al individuo en un contexto de total anonimato y empatía.
Esto lo identificó desde la elección anterior Robert C. Cahaly, director de la encuestadora The Trafalgar Group, única consultora que predijo con claridad que Trump ganaría Florida, Carolina del Norte, Ohio, Georgia y Pensilvania en esta elección.
Las encuestas políticas son una herramienta de trabajo para los partidos; sin embargo, los candidatos -en algunos casos con el apoyo de los medios de comunicación- las utilizan como un arma para promover la guerra de percepciones pues fortalecen el entusiasmo de los que están arriba y paralizan la acción de los que están abajo.
Con toda esta evidencia, ¿volveremos a hacerles caso?