Economía y Desarrollo
Elecciones seccionales: cerrar los partidos políticos y crear nuevos
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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Inició la campaña para las elecciones seccionales. Se deben elegir autoridades de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), lo cual incluye a prefecturas provinciales, alcaldías cantonales y juntas parroquiales para el caso de las parroquias rurales.
Un factor que destaca, es el amplio número de candidaturas. Algo que ya ocurrió en 2019 cuando hubo 17 candidaturas para la Alcaldía de Quito, y en 2021 que se presentaron 16 postulaciones para la Presidencia de la República.
Ahora hay 13 candidaturas para la prefectura de Guayas, 12 para Pichincha, y 10 tanto para Azuay como para Manabí.
Por su parte, existen 14 postulantes para la Alcaldía de Portoviejo, 12 para Quito, 11 para Guayaquil y nueve para Cuenca.
Estos números son un síntoma de la presencia de candidaturas oportunistas. Personas movidas por su vanidad, que se presentan "por si acaso", sin propuesta y sin preparación.
Personas que pierden la presidencia y luego optan por una alcaldía o prefectura, o viceversa. Gente que vive de la política, usando recursos públicos, pero que no generan valor alguno, porque nunca obtienen el respaldo popular.
Pero además se evidencia la existencia de partidos y movimientos políticos que alquilan sus colores y número electoral para seguir recibiendo fondos públicos y mantener influencias.
Organizaciones que improvisan, y postulan a personas que nada tienen que ver con los postulados ideológicos que dicen representar.
En la práctica, el gran número de candidaturas debilita la democracia: por un lado, hay candidaturas que no alcanzan el 5% de los votos (no debían haberse presentado) y, por otro, lado, quien gane las elecciones difícilmente superará el 30% de votos, lo que significa que no tendrá un respaldo mayoritario que lo legitime.
Además, con tantas candidaturas no hay espacio para un debate serio. Es muy difícil evaluar y contrastar las propuestas. Una carta eficiente será la demagogia, con propuestas vacías, y la desacreditación de los oponentes, pues no habrá tiempo de verificar la información que se difunda.
Habrá desperdicio de recursos públicos, y mayor pérdida de credibilidad en las instituciones públicas y en la democracia.
La responsabilidad es de las organizaciones políticas. Unas por sectarismo y pugnas internas, otras porque son un buen negocio, muchas por las dos razones, no convocan a la ciudadanía.
Es urgente reformar el Código de la Democracia para que los movimientos y partidos políticos se conviertan en plataformas de participación política, desde postulados ideológicos claros. Organizaciones con capacidad programática para construir propuestas y formar candidaturas con suficiente representatividad y legitimidad hacia la sociedad.
Espacios de construcción y decisión de propuestas y postulaciones mediante mecanismos democráticos abiertos para toda la ciudadanía.
Quizá hay que cerrar todas las organizaciones políticas, y construir otras nuevas lideradas por jóvenes que piensen en el futuro y no en el acomodo y la argolla frente a la coyuntura o la búsqueda del beneplácito del caudillo de turno.