Las elecciones 2021 y el prejuicio de que lo "bello es bueno"
Es Ph.D. en Economía. Docente-investigadora de la Universidad de las Américas. En sus investigaciones combina sus dos pasiones: la economía y la ciencia política.
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Se acercan las elecciones presidenciales. El 7 de febrero de 2021 los ecuatorianos acudiremos a las urnas a votar por los candidatos de nuestra preferencia.
En un mundo ideal, todos acudiríamos muy bien informados, habríamos revisado cada uno de los perfiles de los candidatos, su trayectoria, así como sus propuestas; con esa información habríamos decidido quiénes representan nuestros intereses y nuestra ideología y, por supuesto, serían electos los más inteligentes, los más capaces y los más honrados.
En la vida real la historia es completamente diferente, los recientes escándalos de corrupción en la Asamblea Nacional -por mencionar un ejemplo- ponen en evidencia que no nos gobiernan ni los más inteligentes, ni los más capaces, ni mucho menos los más honrados. Si bien ninguna sociedad está exenta de equivocaciones, pareciera que en Ecuador los votantes nos equivocamos más a menudo de lo normal.
Para comprender este patrón de comportamiento es necesario advertir que el proceso de selección del candidato por el que votaremos es complejo y se ve afectado por muchos factores como proximidad ideológica, los estereotipos y los prejuicios, los rasgos de personalidad del votante, entre otros aspectos.
Este proceso de selección se vuelve incluso más difícil cuándo, como en Ecuador, los votantes acudimos a las urnas por obligación y no por convicción y tenemos que escoger entre demasiados candidatos.
¿Cómo lidiamos con estas complejidades? Se ha demostrado que para tomar decisiones difíciles los seres humanos usamos heurísticas, entendidas como atajos mentales que nos permiten tomar decisiones de manera rápida.
Uno de estos 'atajos mentales' llama la atención y es la heurística de “lo que es bello es bueno”, por la cual las personas asumen que los candidatos que responden a ciertos estándares de belleza son más competentes o inteligentes.
Resultados preliminares de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de las Américas y de la Universidad de Essex, en Reino Unido, con los candidatos a concejales del Distrito Metropolitano de Quito de 2019 muestran que la belleza afectó la votación únicamente de las candidatas. Es decir, las candidatas bonitas obtuvieron más votos, mientras que para los candidatos hombres no se identificó este efecto.
Estos hallazgos tienen importantes implicaciones pues ponen en evidencia que las mujeres que incursionan en la política, además de luchar contra una serie de estereotipos y de roles impuestos por una sociedad machista, deben cumplir ciertos estándares de belleza para incrementar sus opciones de acceder a un cargo de elección popular.
Tanto las organizaciones políticas como la ciudadanía tenemos la responsabilidad de acabar con estos estereotipos de género. Las primeras, a través de la construcción de liderazgos basados en capacidades. Y la ciudadanía, asumiendo con responsabilidad su derecho a decidir.