Canal cero
Desinstitucionalizar la educación
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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En los pasados 10 años, la educación ha venido cuesta abajo en la rodada. Las direcciones del sistema educativo han causado daños enormes con consecuencias de larga duración, han provocado estropicios irreparables, han tomado medidas inconsultas con resultados catastróficos. Y cuando no han estado tomando decisiones negativas, las autoridades simplemente no ha hecho nada, manteniendo el status quo.
La situación se hace ahora más visible porque los problemas en la educación se agudizan. No solo es preocupante un evidente descenso de su nivel, sino un proceso de desinstitucionalización similar, y en algunos casos más grave, que en otros ámbitos de la vida nacional.
Desde mediados del gobierno correísta se desmantelaron las direcciones provinciales para dispersarlas en "circuitos". Se cerraron escuelas y se crearon elefantes blancos del milenio en el sector rural. Se impulsó una reforma curricular antinacional que suprimió la Historia, la Geografía y la Cívica, se cerraron los normales privando al país de profesores competentes, sobre todo, en las escuelas más pobres.
Se manipuló el sistema educativo en beneficio de la clientela política, se desmantelaron planteles paradigmáticos como el Central Técnico, y se desató una persecución de maestros, que incluso fueron enjuiciados como “terroristas”.
A todo ello se sumó una avalancha de normas y procedimientos que, en vez de organizar el sistema, lo volvió un Frankenstein enorme y anárquico. Se impuso un bachillerato único que suprimió opciones y, sobre todo, eliminó contenidos que ofrecían competencias laborales, lanzando a los estudiantes a no hacer nada o a lanzarse a las puertas de las instituciones superiores, que no pueden recibirlos.
El daño causado fue inmenso y era de esperarse que las administraciones de los gobiernos que vinieron luego corrigieran los despropósitos y trataran de enrumbar la educación.
Pero no ha sido así. Ninguna reforma o rectificación importante se ha dado. Los normales siguen cerrados y ahora se improvisa profesores como no había sucedido en 100 años. El bachillerato no ha sido rectificado. Se sigue graduando jóvenes que, en buena parte, no logran ingresar a la universidad ni tienen competencias laborales como las que ofrecía el suprimido bachillerato polivalente. El contenido curricular sigue siendo deplorable. De capacitación docente ni se habla.
No se ha intentado institucionalizar el sistema educativo y ahora más bien se están dando pasos acelerados para su derrumbe. En forma atropellada, dizque para fomentar la flexibilidad y la libertad, se desmantela el currículum y los planes de estudio, privándolos de contenidos, eliminando valores patrios y dejando a los maestros, sobre todo a los de los establecimientos más pobres, sin la orientación y el apoyo que requieren para su labor.
Mediante normas expedidas, anuladas y vueltas a emitir, se ataca la institucionalidad del sistema educativo, socavado la autoridad de los directivos y maestros, que quedan incapacitados de ejercer sus funciones en virtud de un "garantismo" de pacotilla.
Cuando mayor control se necesita en los establecimientos, se ponen reglas que impiden que ese control pueda ejercerse. Profesores y autoridades quedan anulados y no pueden siquiera revisar las mochilas de los alumnos, que en algunos casos han servido para que las víctimas de los traficantes introduzcan armas y drogas.
El Ecuador cae en pedazos, empujado por el narcotráfico, la violencia, la corrupción, la pobreza, la politiquería. En vez de avanzar en la consolidación democrática e institucional, en el país se derrumban las instituciones.
Cuando esperábamos que se revierta el desmantelamiento de la institucionalidad y la baja del nivel que se venía arrastrando en el sistema educativo, con una mezcla de neoliberalismo simplón y de dogmas sobre género, a días de que se termine un régimen que no hizo a tiempo lo que debía hacer, se intenta precipitar la desinstitucionalización educativa.