Economía y Desarrollo
Ecuador: el país del sálvese quien pueda
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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Ecuador requiere recursos desde hace tiempo atrás. La desigualdad, el abandono del campo, la pobreza, la desnutrición crónica, la baja cobertura de servicios públicos y sus limitaciones, la violencia contra niñas, niños, mujeres y diversidades sexuales y de género, la falta de oportunidades para los jóvenes y las personas con discapacidad, las debilidades logísticas y de telecomunicaciones del país, las necesidades de equipamiento para seguridad.
A eso se suma, en los últimos años, el terremoto de 2016, la pandemia por la COVID-19 de 2020, los aluviones, terremotos, erupciones, derrumbes e inundaciones de cada año, y ahora el conflicto interno contra el crimen organizado, al que el gobierno de Daniel Noboa ha llamado “la guerra”. Por suerte, el fenómeno de El Niño parece habernos dado una tregua este año.
Tantas necesidades que no han sido cubiertas. El pacto social está roto. Ecuador es un país injusto y vulnerable. Las instituciones han sido capturadas por la corrupción y el narcotráfico, sirven a intereses individuales y de grupo de quienes ostentan el poder económico, y que aseguran su privilegio capturando el poder político, con nuestro voto. Algún día habrá que hacerse cargo.
Ahora, lo que nos dicen es urgente, es conseguir recursos. Que todos debemos colaborar y por eso subamos el IVA, que no le afecta a nadie y generará USD 1.300 millones. ¿Si no le afecta a nadie será por qué caen del cielo?
Que cobrar un impuesto a las utilidades de banca es malo para el país, dicen los bancos. Sus utilidades fueron de USD 670 millones en 2023, que si ganan más estaremos mejor, pero que tampoco pueden bajar las tasas de interés, que mejor despidan funcionarios públicos y suban el IVA.
Las empresas coinciden. De reducir los USD 2.500 millones de exoneraciones que reciben cada año ni hablan, subir el ISD para quienes saquen el dinero del país ni se les ocurre, aumentar ICE a bienes y servicios suntuarios no es opción. Señalan que subir el IVA es la mejor de las opciones, y de paso pueden despedir funcionarios públicos. ¿Será que les van a dar trabajo? A lo mejor por horas y en periodo de prueba extendido, para despedir sin liquidación de ser el caso.
Las gasolineras se suman, y proponen que es el momento oportuno para que suba el precio de la gasolina, eliminar el subsidio a los combustibles, y que así estaremos mejor, ganarán más.
Los terratenientes millonarios, por su parte, señalan que cobrar a las utilidades de la banca sí hace sentido, que deben colaborar; pero que no se topen sus patrimonios. Al final, hoy tienen el poder.
El PSC, a su buen estilo, señala que no se suban los impuestos, en lo posible a nadie y si toca que sea temporal. Mejor que no se cumpla con el cierre de los pozos petroleros del Yasuní, que al final nadie ha cumplido, que la democracia solo aplica cuando conviene, y que para que está la naturaleza si no es para extraerle todo.
Así estamos, una vez más, en el país del sálvese quien pueda. Lejos de un pacto fiscal justo, en el que quien más tenga pague más, y lejos de un pacto social que nos cuide a todos y todas, en especial a quien más lo necesita.
Los sectores económicos han manifestado su posición, siempre es mejor cobrar al otro. Quien no tiene voz es el pueblo, el que no se salva. Veremos de a cuanto le toca esta vez.