Con Criterio Liberal
Será el final del proyecto de un Ecuador Libre
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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La crisis de gobierno de la pasada semana supone, en gran parte, el final del proyecto de Ecuador Libre, el centro de pensamiento detrás de Guillermo Lasso.
Una lástima, pues Ecuador requiere de mucha más libertad para poder desarrollar su potencial.
El proyecto de Guillermo Lasso de crear un tanque de pensamiento para estudiar la situación del país y elaborar propuestas para mejorar, mientras se forman jóvenes profesionales que puedan colaborar con el Gobierno, podría resultar modélico.
Frente a invertir todos los recursos solo en hacer una campaña política, pareciera el modelo ideal que todo politólogo teórico propondría implementar.
Sin embargo, los resultados han sido mucho más parcos de lo deseado. No podemos afirmar que Ecuador es mucho más libre tras estos 18 meses del Gobierno de Lasso.
Y merece la pena analizar por qué no salió como se esperaba. Tanto para futuros proyectos en Ecuador, como en otros lugares de América Latina.
Las causas creo que son bastantes y más complicadas de lo que parece. No es sólo es cuestión de voluntad o de la personalidad de los actores, que evidentemente influye, pero que no lo explica todo. Hay motivos desde burocráticos y judiciales, hasta psicológicos y políticos.
No bastaba con llegar a la Presidencia, algo ya muy difícil de por sí, hacía falta mucho más.
Veamos algunas posibles causas:
La división de poderes es una garantía de libertad en países desarrollados. Pero con una Asamblea en contra, el poder del Ejecutivo es muy limitado, y las negociaciones casi imposibles.
El Estado burocrático es la realidad de la administración, y es completamente resistente a los cambios. No gobierna tanto el Ministro o viceministro de turno, que rotan muy rápido, como la estructura ministerial, que es permanente y está velando por sus propios intereses.
El funcionamiento del Estado tiene sus propias dinámicas y lógicas, distintas de la lógica empresarial o privada. La experiencia en otros ámbitos sirve de poco, pues siempre hay un trámite más por completar que se desconocía. Se vive atrapado en el Quipux y en reuniones que no llevan a ningún lugar.
Las normas de Ecuador limitan muchísimo la acción del gobernante honesto, que actúa con miedo a las glosas y a los juicios. La Corte Constitucional es un actor más, junto a los jueces laborales y administrativos, que dictan sentencias sistemáticamente contra las acciones del Gobierno, sean estas o no favorables a la ciudadanía.
La política quema, y mucho más rápido de lo que nos suponemos. Pretender hacer primero lo urgente para luego hacer lo importante, o hacer planes de actuación a cuatro años vista, es una ilusión.
En gobierno lo que no se hace en este mes lo más probable es que no se haga nunca, pues siempre hay una emergencia, siempre hay un incendio por apagar en algún sitio.
Un gobierno, por definición, siempre tiene enemigos, son la oposición. Y muchos más, todos aquellos que lo quieren derrotar.
Por ello hay una sensación permanente de acoso, que lleva a una mentalidad de búnker: sólo los más cercanos son buenos, los demás no nos entienden, y además hay infiltrados entre los nuestros.
Resistir al Gobierno con una psique sana es casi imposible. La propia dinámica del poder te aparta de lo cotidiano: de coche oficial en reunión internacional, se pierde el contacto con el ciudadano. Y las pocas veces que se tiene, no es una conversación natural, sino forzada por las jerarquías.
Esto hace que sea muy fácil perder la perspectiva de lo importante para el común y se entre en la obsesión contra los enemigos, en lugar de la obsesión en positivo por el país.
Son, creo, algunas de las causas. Supongo que hay más. Y sería relevante conocerlas y ponderarlas todas. Pues si no se entienden, vendrá otro gobierno que tampoco logrará lo que se propuso, y vendrá otra decepción democrática más, sin lograr alcanzar nunca los objetivos.