Columnista invitada
Una semana para acercar a Ecuador y Europa
Representante de CAF en Ecuador. Cuenta con más de 16 años de experiencia en desarrollo internacional desde las Américas, África y Europa. Ha trabajado en diferentes roles en varios organismos de las Naciones Unidas.
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En septiembre, altas autoridades económicas y financieras ecuatorianas, junto a sus contrapartes latinoamericanas, caribeñas y europeas viajarán a España con un objetivo compartido: impulsar las relaciones de la UE y América Latina y el Caribe, dos bloques que comparten lazos históricos basados en el comercio, la cooperación, la paz y la sostenibilidad.
Este camino, al igual que el que emprenden miles de peregrinos todos los años, culminará en Santiago de Compostela el 15 de septiembre con la celebración del primer encuentro de los 60 ministros de Economía y de Finanzas de la UE, América Latina y el Caribe.
La reunión, organizada por el Gobierno de España y CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe- está llamada a "concretar una nueva agenda de inversiones europeas en sectores clave del desarrollo ecuatoriano y latinoamericano, como la transición verde, la transformación digital y el desarrollo humano".
Actualmente, la UE es el tercer socio comercial de la región, por detrás de China y Estados Unidos, y es la principal fuente de inversión extranjera directa, con un stock acumulado de 800.000 millones de euros.
Además, las empresas europeas han invertido en América Latina y el Caribe más que en China, Japón, Rusia y la India juntos; y existen acuerdos de asociación, libre comercio o cooperación política entre la UE y 27 de los 33 países de la región.
En el caso de Ecuador, tan solo en el periodo 2018-2022, el Banco Central del país reporta que las exportaciones ecuatorianas (FOB) al bloque comunitario se han expandido en un 24,9% y las importaciones (CIF) lo han hecho a un ritmo de 28,7%.
Varios productos ecuatorianos han aumentado sus exportaciones en casi un 50%, y otros han sobrepasado (o mantenido) las ventas previas. Esto ha conseguido posicionar productos ecuatorianos como el cacao, el camarón, el banano, el atún, y las flores como productos preferentes en un mercado tan exigente como el europeo.
De manera recíproca, Ecuador también se ha beneficiado de importaciones (materia prima, maquinaria, equipos o bienes de consumo) en mejores condiciones, debido a la reducción de aranceles.
La reunión de los ministros de Economía y Finanzas de ambos lados del Atlántico será una buena oportunidad para avanzar en este sentido, y demostrar el nuevo compromiso político entre la UE, Ecuador y la región.
Como antesala está el anuncio de la Unión Europea, durante la Cumbre de Jefes de Estado de Bruselas del pasado julio, de movilizar 45.000 millones de euros hasta 2027 para incentivar las relaciones comerciales, las inversiones privadas, y para enfrentar juntos retos globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la innovación tecnológica y la reducción de la pobreza.
Con el anuncio de las inversiones europeas, que se canalizarán a través del Global Gateway, la plataforma global de inversiones y cooperación de la UE, se presentó un listado de 136 proyectos, de los cuales 70 han sido mapeados por CAF.
En el caso de Ecuador, las iniciativas contribuirán, entre otros, a combatir la desnutrición crónica infantil; a mejorar la infraestructura de agua y saneamiento en territorios litorales, que estarán entre los más afectados por el fenómeno del Niño, como Portoviejo; promover la movilidad sostenible; y a impulsar los bonos verdes.
América Latina y el Caribe y Europa se necesitan hoy más que nunca para enfrentar los grandes desafíos globales y, para ello, deberán complementar unas relaciones que durante años fueron intermitentes y bilaterales -los países europeos tejieron acuerdos con países latinoamericanos específicos, en función de intereses concretos, por ejemplo, en ciertas materias primas-, con unas relaciones en bloque, donde los europeos vean a la región como un todo, y donde la región actúe con una sola voz.
Existen claros intereses comerciales y económicos, pero también valores compartidos de paz, sostenibilidad y democracia.
Del lado latinoamericano y caribeño, los beneficios de esta nueva agenda de inversiones son claros: atracción de inversiones, desarrollo económico sostenido y sostenible, transferencia de tecnología, fortalecimiento de la integración regional y cooperación en temas clave como las energías renovables, el cambio climático o la seguridad alimentaria.
Del lado europeo, se contribuirá a la expansión global del Pacto Verde Europeo, se acelerarán los intercambios comerciales y se afianzará una alianza geopolítica históricamente esporádica. Es importante que los actores relevantes de Europa vean a la región no solo como una fuente de materias primas, sino como un socio integral para abordar los retos de la Agenda 2030.
CAF cuenta con el conocimiento institucional, la agilidad y la capacidad para entre todos crear instrumentos financieros innovadores que acompañen a los países, y a sus ciudadanos, en este camino, atendiendo el llamado de la Cumbre del Nuevo Pacto Financiero Global de París el pasado junio, y del Finance in Common, celebrado esta semana en Cartagena, Colombia.
La UE, América Latina y el Caribe están emprendiendo un viaje inédito en la historia de sus relaciones comerciales y de cooperación. Una travesía que, como el de los peregrinos a Santiago, tiene buenos propósitos.
En este caso, expandir los valores de paz, democracia y sostenibilidad e impulsar inversiones públicas y privadas que impacten en el bienestar de los latinoamericanos, caribeños y europeos, ahora y en el futuro.