Con Criterio Liberal
Del federalismo a más de lo mismo
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Ante el patente fracaso por inoperancia del Estado ecuatoriano, durante el desafío al orden constituido que fue el levantamiento de junio, están surgiendo alternativas al orden constitucional.
Es entendible que se busquen soluciones, pero es muy probable que en lugar de mejorar algo, ahonden más en los problemas.
Así se han constituido unas “mesas de diálogo” donde grupos autorepresentados y legitimados por el uso de la violencia en política, y distintos grupos de interés, negocian y deciden las políticas públicas junto al Gobierno.
Esto es un intento de sustituir la legítima representación de los ciudadanos seleccionada en las elecciones que configuraron las mayorías de la Asamblea, por una especie de “democracia orgánica” de representación por colectivos y decisión de lo público con los grupos de interés, que -por cierto- era el modelo fascista de la política.
La primera regla del poder es que nunca hay un vacío del poder. Ante el fracaso de la democracia representativa y ante la ineptitud de la Asamblea surgen alternativas, no necesariamente nuevas, ni mejores.
Así, también se ha resucitado el debate sobre el federalismo en Ecuador. Y es este un debate que, habiendo vivido la deriva española desde la llegada de la democracia hace medio siglo con los nacionalismos, me temo que lleva en su germen la destrucción del Estado y que su mero planteamiento es alarmante.
Creo que este asunto se mezclan dos debates: uno legítimo y constructivo sobre cuál es el reparto competencial adecuado en los distintos niveles de la administración pública (Estado Central, Prefecturas, GADs, barrios); y otro destructivo sobre la “identidad” o los “agravios” entre las regiones del país.
El problema es que una vez que comienza el debate racional competencial es inevitable que se traslade al debate irracional identitario.
Conozco a algunos de los intelectuales guayaquileños que promueven el debate sobre el federalismo, y creo en sus buenas intenciones y capacidad de imaginar un Estado más eficiente. Pero creo que no ven el peligro que supone abrir esa caja de pandora, pues probablemente terminará en un debate divisivo de agravios y de enfrentamientos identitarios, que no llevará a mejorar en nada el Ecuador.
Sí, la institucionalidad del Ecuador es preocupantemente débil e ineficiente, pero la solución no puede pasar por plantear ideas más o menos originales, así sean “mesas sectoriales” o un federalismo indefinido. La solución solo puede pasar por una defensa de la institucionalidad para poder robustecerla y mejorarla.
Y sí, ayudaría mucho hacer la administración del Estado más eficiente, responsable y cercana al ciudadano.
Para ello un reparto competencial y responsabilidad fiscal (que no se nos puede olvidar la responsabilidad fiscal, esto es, que cada administración recaude los impuestos que gasta) pueden ser una mejora; pero no si viene acompañado de un federalismo basado en el politiquerismo, ocurrencias, supuestos agravios regionales y sentidos de identidad exacerbados.
Y por desgracia, lo uno y lo otro vienen indefectiblemente unidos, de tal manera que un debate legítimo y constructivo se ve contaminado por un debate sucio y destructivo.