Economía y Desarrollo
Ecuador empobrecido y vulnerable
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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El 62.7% de la población en el Ecuador es pobre o vulnerable. Es decir, su nivel de ingresos no le permite cubrir el costo de la canasta básica. El 27.0% se encuentra en pobreza, y el 10.8% en pobreza extrema sin poder cubrir el costo de la alimentación mínima para sobrevivir.
Las mujeres se encuentran en peor situación, el 63.8% es pobre o vulnerable en comparación con el 61.5% de los hombres.
La situación se agrava en el área rural, donde la pobreza extrema alcanza al 25.6% de la población; y en la niñez, siendo que en este nivel extremo de precariedad se encuentra el 19.6% de menores de 5 años y el 17.2% de personas entre 5 y 17 años.
La desigualdad es notoria por grupo étnico, el 42.6% de la población indígena se encuentra en pobreza extrema, el 21,6% en pobreza moderada y el 24.2% en vulnerabilidad. Apenas el 11.5% tiene un ingreso mayor al costo de la canasta básica.
En el caso de pueblos afroecuatorianos y montuvios, la pobreza moderada alcanza al 27.5% y 29.3%, mientras que únicamente el 22.9% y 24.9% logra cubrir la canasta básica, respectivamente.
La prevalencia de pobreza extrema es mayor en la Amazonía, alcanzando al 53.5% y 48.9% de la población en Morona Santiago y Orellana respectivamente, seguidas por Napo (48.4%), Sucumbíos (33.4%) y Esmeraldas (21.1%).
Lejos se encuentra la meta de reducir la pobreza por ingresos a la mitad, y ya no se habla de erradicarla. La lucha contra la pobreza y la desigualdad no se encuentra en la agenda pública, no hay planes ni estrategias.
Es urgente recuperar el sentido del mandato constitucional que establece como deber primordial del Estado la erradicación de la pobreza y la redistribución de la riqueza.
Se debe recuperar la institucionalidad de las políticas sociales, asignar presupuesto suficiente, ampliar las transferencias monetarias para proteger el ingreso y el consumo de los hogares vulnerables, asegurar servicios de cuidado a niños/as, personas con discapacidad y adultos mayores, y asignar recursos suficientes para garantizar el acceso y permanencia en bachillerato y educación superior.
Si los recursos públicos se destinan únicamente para pagar la deuda y adquirir armamento, tendremos una sociedad cada vez más empobrecida, así nunca tendremos paz.