Economía y Desarrollo
Un año que empieza y demanda respuestas concretas
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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El año 2023 está marcado por el contexto de la guerra en Ucrania, que tiene un trasfondo geopolítico que tensiona la hegemonía de Estados Unidos y de Europa, al tiempo que genera implicaciones económicas globales, a través de los precios de alimentos, la energía y el transporte.
Se espera que continúe el proceso inflacionario global, aunque con menor intensidad. No son buenas noticias. Las esperadas menores tasas de inflación vendrán por reducción de la demanda, debido a la desaceleración de la economía. Se prevé que Estados Unidos y Europa entren en recesión.
En Ecuador, se espera una baja tasa de crecimiento económico (menos del 2%), debido tanto a la baja inversión privada, como a la política de austeridad implementada en los últimos años, que ha conducido a una marcada ineficiencia del actual Gobierno para ejecutar los recursos presupuestados.
A lo anterior se suma la ausencia de una política productiva. La prioridad de Gobierno está en generar acuerdos comerciales, pero poco o nada se ha hecho para mejorar la productividad interna y generar empleo de calidad.
No hay políticas de reactivación económica.
La baja ejecución del Gobierno frena la liquidez de la economía, la eliminación de subsidios, así como el aumento de impuestos a la clase media, y la falta de empleo adecuado, reducen el consumo.
Lejos de buscar la reducción de tasas de interés para el crédito productivo, la Junta Financiera las eleva, a pesar de las cuantiosas utilidades de la banca privada. Parece que más importa la ganancia de este sector que la producción, el empleo y el bienestar de la población.
Si se sigue este camino, el empleo mantendrá la tendencia de los últimos años. Es decir, se seguirá ampliando el empleo informal, aumentando la desigualdad, agravando la vulnerabilidad de la población y reduciendo la capacidad de consumo.
Con un escenario complejo, el país afrontará elecciones seccionales. En la ciudadanía está el optar por discursos demagógicos, o exigir propuestas y planes concretos.
A esto se suma la consulta popular, en la que el Gobierno se juega su último aire con una credibilidad por el suelo, y desconectado de las necesidades de la gente.
El Gobierno apuesta a propuestas populistas, pero que no logran definir una hoja de ruta para mejorar la situación de país.
Se espera el cumplimiento por parte de Gobierno de los acuerdos alcanzados con el movimiento indígena. Hasta el momento hay veedurías y seguimiento, pero pocas acciones.
De esta manera inicia 2023. Un contexto global y nacional muy difícil, sin planes y en medio de elecciones que se llevarán el primer trimestre del año.
Después, si no hay cambios concretos, si no mejora la calidad de vida de las personas, posiblemente se reactiven las movilizaciones para exigir cambios a un Gobierno y a una Asamblea Nacional que no escuchan.