Dato y Relato
La economía está entrecruzada
Ph.D. en Economía Universidad de Boston, secretario general del FLAR y docente de la UDLA. Ex gerente general del Banco Central y exministro de finanzas de Ecuador, y alto funcionario de CAF y BID.
Actualizada:
El 72% de los ecuatorianos habría recibido con "simpatía o celebración" el anuncio de la muerte cruzada, de acuerdo con una evaluación del tráfico en redes sociales, realizada por la firma Dinamic.
Esto refleja la sensación de alivio con la disolución de la desprestigiada Asamblea Nacional.
No obstante, con el inicio de este proceso, la economía ecuatoriana también deberá enfrentar un período de inestabilidad, incertidumbre y algunos riesgos que amenazan con descarrilarla. Es una experiencia inédita y compleja para el país.
En los próximos días, el Consejo Nacional Electoral deberá convocar a elecciones legislativas y presidenciales para el período remanente de dichas dignidades. Se espera que los comicios se realicen en 90 días luego de la convocatoria.
Así, en los siguientes meses, el país vivirá una frenética campaña electoral, que incluirá negociaciones presupuestarias, elecciones internas en los partidos políticos, inscripción de candidaturas, definición del financiamiento de campañas, debates, impresión de papeletas y muchos otros detalles políticos y logísticos.
De no tener un ganador en la primera vuelta (20 de agosto), habrá una segunda vuelta (15 de octubre) con los dos candidatos de mayor votación. Se estima que, en el mejor de los casos, el nuevo gobierno podrá posesionarse en diciembre de 2023.
Al Gobierno actual solo le quedan alrededor de seis meses, en los que enfrentará una situación de confrontación política y frágil gobernabilidad, que limitará su margen de acción.
Tendrá la capacidad de emitir decretos ley de urgencia económica, previo dictamen favorable de la Corte Constitucional. Existe el riesgo de que se anime a aprobar leyes "populares", con fines electorales, pero que sean fiscalmente insostenibles.
Otro riesgo es que intente implementar proyectos ambiciosos o pasar reformas estructurales complejas, como la laboral, la pensional o la de inversiones, sin la discusión y legitimación social.
Además de no tener tiempo para implementarlas, podrían ser rechazadas en las calles y, posteriormente, derogadas por la nueva Asamblea.
El próximo gobierno también será efímero. Tendrá una duración de un año y medio, hasta completar el período original del presidente Guillermo Lasso.
Será corto tiempo para alcanzar resultados visibles en gestión pública. Sin embargo, podría ser suficiente para caer en tentaciones demagógicas y en la expansión de gastos para favorecer sus candidaturas en las elecciones de enero de 2025.
Algunos analistas temen un cambio legal que permita el financiamiento del Banco Central al Gobierno. Sería un riesgo significativo, que amenazaría la estabilidad de la propia dolarización.
En este escenario, la economía estaría entrecruzada por factores políticos adversos, que no conducen a estimular la inversión y que podrían afectar las perspectivas de desarrollo del país.
Parece que solo los encuestadores y asesores de marketing político saldrían beneficiados de este período de incertidumbre.
Antes de la crisis política, se esperaba un crecimiento promedio del PIB de 2,8%, claramente insuficiente, pero superior al promedio latinoamericano de 1,9%.
El pronóstico de inflación al cierre de 2024 era de 1,3%, el más bajo de la región. Otros resultados fiscales y externos continuaban siendo relativamente sólidos.
Ahora es probable que las perspectivas económicas se deterioren, a la luz de la situación política imperante. Sin embargo, si el actual y el próximo gobierno actúan con cierta sensatez y piensan más allá de 2025, hay al menos cuatro argumentos que dan cierta tranquilidad, por ahora:
- Las restricciones de financiamiento multilateral y la falta de acceso a los mercados de capital van a hacer muy difícil la expansión del gasto público. Esto limitará las aventuras fiscales populistas.
- El fortalecimiento del balance del Banco Central ha consolidado el sistema de dolarización, que es percibido como más resiliente a choques adversos.
- En general, el sistema financiero se encuentra líquido y solvente, lo que da confianza a los mercados.
- Las exportaciones privadas se están expandiendo y diversificando. En el primer trimestre, crecieron 6% y se espera que el dinamismo continúe, al margen de los factores internos del país.
Siendo realistas, hay pocos temas que podrían concretarse en los próximos meses. Valdría la pena focalizar los esfuerzos en el sector social y en la seguridad ciudadana, uno de los clamores de la población.
Además, parece urgente la recuperación de la producción petrolera como base para fortalecer las finanzas públicas y el sector externo.
Por último, es indispensable darle continuidad a la estrategia de comercio internacional, para aprovechar los nuevos mercados de exportación y dinamizar el empleo.
Si se avanza en estos frentes, hay posibilidades de protegerse de los vaivenes de la política. La muerte cruzada sería solo para la Asamblea y el Presidente, pero no necesariamente para la economía.