Contrapunto
Antonin Dvorak, entre el Viejo y el Nuevo Mundo
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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El músico bohemio Antonin Dvorak (1841-1904) es el clásico representante de la música nacionalista, al igual que su compatriota Bedrich Smetana (1824-1884).
Famoso por su 'Sinfonía número 9 en mi menor', el 'Concierto para chelo y orquesta en si menor' y la 'Sinfonía número 8 en sol mayor', al igual que Smetana nació en la región de Bohemia, en el antiguo imperio austrohúngaro, actual República Checa.
Bedřich Smetana, Anton Dvořák se esciben así, con esa grafía tan diferente para nuestro idioma español y esa es la única razón para que en este artículo lo escribamos simplemente Dvorak, cuya pronunciación más cercana sería borgiak.
Autor de nueve sinfonías, las más conocidas son las que van de la quinta a la novena, porque las primeras partituras estaban incompletas o nunca fueron editadas; pero sí estrenadas y con notable éxito.
Entre toda la obra orquestal, que incluye varios poemas sinfónicos, la más famosa es la número 9, que escribió en Nueva York, ciudad en la que vivió tres años, entre 1892 y 1895, para dirigir el Conservatorio de Música de esa ciudad.
Por eso, algunos musicólogos e historiadores consideran que Dvorak escribió una música del Nuevo Mundo, con melodías típicas de Estados Unidos que, como dijimos en artículos anteriores, siempre buscó su propia identidad, alejada de las influencias europeas.
Pero en una grabación de la Filarmónica de Viena, dirigida por Herbert von Karajan se explica que para algunos esa sinfonía es americana, pero otros la califican de eslava. Según esta opinión, el Viejo Mundo se aprecia académicamente por las formas clásicas de Haydn y Mozart.
Y, al mismo tiempo, se deslizan melodías del folclor amerindio y negro norteamericano y por eso esta sinfonía "ha pasado a ser patrimonio colectivo del mundo, especialmente por el cuarto y apoteósico movimiento", según la explicación.
La musicóloga Pola Suárez define al nacionalismo musical como "un sano sentimiento patriótico de las mejores tradiciones de los pueblos (…) el nacionalismo cultural fue una realidad" que se impuso en el siglo XIX.
La musicóloga argentina coincide con otros biógrafos en la idea de que Dvorak estaba llamado a continuar la obra nacionalista de Smetana, el autor de 'Má vlast', un conjunto de seis poemas sinfónicos y que incluye el famoso El Moldava.
En varias partituras de este músico se descubren los moldes formales de la tradición clásica vienesa, es decir, Haydn y Mozart.
Además del aporte a la música sinfónica, el bohemio escribió nueve óperas, oberturas, obras sinfónico-vocales, conciertos, música de cámara y danzas, que son una "expresión perfecta del alma eslava", concluye la investigadora.
La 'Sinfonía número 8', escrita en un mes del verano de 1889, es considerada la más alegre y armónica, y al mismo tiempo la más moderna de todas las sinfonías del músico; la obra fue muy aclamada durante su estreno en Londres.
El concierto para violonchelo y orquesta en si menor, opus 104, fue estrenado en 1894 y es considerado el más importante de todos los que se compusieron para este instrumento de cuerdas. En 1865 el músico ya había intentado un concierto para violonchelo, pero lo abandonó.
Los más importantes chelistas del siglo XX, como Mstislav Rostropovich, Yo-Yo Ma y Jacqueline du Pré tuvieron siempre en su repertorio el famoso 'Concierto en si menor', que según algunas historias, Dvorak se lo dedicó a su cuñada Josefina Cermáková.
El concierto lo escribió en los últimos meses de su estadía en Nueva York y no contiene ni una nota de los componentes folclóricos estadounidenses, pero sí constan las raíces musicales y parte de la nostalgia por el cercano retorno a su patria.
En el ámbito operístico, así como su precursor Smetana, se destacó por una sola ópera, 'La novia vendida', Dvorak sobresalió con 'Rusalka', una obra escénica con libreto de Jaroslav Kvapil, basado en el cuento 'La sirenita', de Hans Christian Andersen (1805-1875).
Otras óperas de Dvorak no fueron muy difundidas en los teatros europeos, pero 'Rusalka' tuvo una enorme difusión internacional, se lee en la 'Guía universal de la ópera', de Roger Alier.