Con Criterio Liberal
Más monsergas en el Día de la Mujer
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Y otro 8 de marzo volvemos a celebrar el Día de la Mujer, todo vuelven a ser declaraciones muy solemnes, muy repetidas y consabidas.
El Día de la Mujer es probablemente el más exitoso de todo el santoral laico de la ONU. Y lo es porque incide en los prejuicios más queridos de nuestro tiempo: en lugar de reivindicar lo que nos une, hacer la división social por categorías victimistas y mitos de lucha.
Son omnipresentes los discursos de las empresas, los gobiernos, los medios y casi la unanimidad de voces y opiniones (sospecho que esta será la única columna crítica de las que se publicarán), todos en color violeta y con los mismos eslóganes previsibles, llenos de lugares comunes; ¿cómo puede ser 'reivindicativo' lo que es unánime y consensual?
El problema es que repetir palabrería hueca no nos llevará a ningún lugar mejor. Para empezar lo evidente: en nuestras sociedades ya hay igualdad jurídica y social entre hombres y mujeres.
A base de reivindicar derechos para tal o cual grupo, sólo se lograrán privilegios, más divisiones y la destrucción del principio de igualdad del Estado de Derecho.
Por ejemplo, claro que las mujeres de Ecuador sufren un problema de violencia, pero lo que hay es un problema de violencia general y estructural, y es eso lo que debemos afrontar y enfocar.
Claro que hay un problema de salarios bajos en las mujeres, no de brecha salarial en el sentido de que las mujeres cobren menos por el mismo trabajo, pues entonces los empresarios sólo contratarían a mujeres para obtener más beneficio; y eso no se soluciona con una Ley de economía violeta, sino con más inversión y productividad.
Ninguna vida es fácil, ni la de hombres ni la de mujeres.
No hay tal cosa como un 'privilegio masculino' como si la vida de los hombres fuese sistemáticamente mejor o más fácil que la de las mujeres. Lo que hay son vidas, distintas, que se esfuerzan cada día con las (muchas veces duras) condiciones que hay, y muchas de ellas encomiables.
Es bueno celebrar las vidas ejemplares, pero no por categorías estancas y como si sus logros mereciesen valoración distinta por ser de tal o cual colectivo.
Es todo ya tan consabido, que la única divergencia que hay es si es un día de 'celebración', 'reivindicación', 'conmemoración' o 'lucha'. Lo ridículo de la discusión marca el nivel general de la susodicha jornada.
Tras tanta monserga, tanto violeta y tanta palabrería cargosa, lo que queda para la mayoría de la población es pensar que lo mejor que puede pasar para el Día de la Mujer es que pase lo más rápido posible, que no nos den el sermón y podamos volver a nuestra vida habitual.
Hombres y mujeres, por igual, con la convivencia social normal, sin mayor conflicto entre géneros, por más que lo quieran señalar algunitas, algunitos y algunites.