Dato y Relato
Los desafíos económicos de Gustavo Petro en Colombia
Ph.D. en Economía Universidad de Boston, secretario general del FLAR y docente de la UDLA. Ex gerente general del Banco Central y exministro de finanzas de Ecuador, y alto funcionario de CAF y BID.
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En un país aquejado por la pobreza, la desigualdad y la inseguridad, es imperativo llevar adelante las legítimas propuestas de cambio, pero será necesario hacerlo dentro de un marco de sostenibilidad económica y manejo macroeconómico responsable.
El triunfo de Gustavo Petro y de Francia Márquez es un hito histórico en Colombia: por primera vez, el país tendrá un presidente de izquierda y una vicepresidenta afrodescendiente. La victoria electoral fue un claro mensaje de cambio.
El gobierno electo ha prometido construir un nuevo contrato social, que priorice la equidad, el medio ambiente y un modelo de desarrollo distinto. Ha anunciado que se enfocará en la población más vulnerable, excluida e invisibilizada: 'los y las nadies', en palabras de Márquez.
Existen enormes expectativas frente a las propuestas de transformación, en especial entre jóvenes y mujeres que apoyaron mayoritariamente a Petro. No obstante, también hay preocupación, en particular en algunos sectores empresariales, por el riesgo de caer en un manejo populista que desestabilice la economía.
Sin duda, en un país aquejado por la pobreza, la desigualdad y la inseguridad, es imperativo llevar adelante las legítimas propuestas de cambio, pero será necesario hacerlo dentro de un marco de sostenibilidad económica y manejo macroeconómico responsable. Alcanzar este balance será la clave para el nuevo gobierno.
Para conseguirlo, deberá enfrentar un sinnúmero de desafíos en los frentes económico, social, político, relaciones internacionales, paz y seguridad. Todos ellos son fundamentales, pero probablemente los más urgentes tienen que ver con la economía.
La nueva administración partirá con algunos factores a favor. Colombia viene registrando un crecimiento sostenido. En 2021, el aumento del PIB fue del 10,7% y se estima que para 2022 sea de entre 5,4% y 6,5%. Así, junto con Panamá y República Dominicana, serán los países de mayor crecimiento de América Latina.
La mejor apuesta de Petro para implementar sus propuestas de transformación será mantener la dinámica del crecimiento económico. Cuando se maneja una bicicleta y se quiere girar a un costado, es más fácil hacerlo cuando está rodando. De la misma manera, el giro a la izquierda en un país se facilita si la economía se mueve.
Uno de los principales motores de la recuperación económica colombiana ha sido su sector externo, al que se tendrá que seguir fortaleciendo. Las exportaciones crecieron en 33,3% en 2021 y se espera crezcan cerca de 40% en 2022, ayudadas por mejores precios del petróleo, minería y otros productos básicos.
Las remesas también contribuyeron con un récord histórico de USD 8.600 millones en 2021. Se espera una cifra incluso superior en 2022.
La demanda interna también mejoró gracias a la recuperación del consumo y de la inversión, en especial la pública, que creció 19,2% en 2021 y se espera aumente en 45,2% en 2022.
El nuevo gobierno recibirá un amplio portafolio de proyectos de concesión de infraestructura. Aunque algunos voceros han manifestado dudas sobre el modelo de participación del sector privado en dichos proyectos, desde una óptica pragmática, y dadas las restricciones fiscales, es una de las opciones más viables para fortalecer la productividad y el crecimiento.
Al igual que en los demás países latinoamericanos, el nuevo gobierno deberá enfrentar un entorno externo complejo y difíciles retos internos.
La invasión rusa a Ucrania ha incrementado los precios de los combustibles, los cereales, el transporte internacional y varios insumos básicos. La inflación en los países desarrollados se ha disparado y está obligando a los bancos centrales a revertir la expansión monetaria implementada durante la pandemia y subir las tasas de interés.
Esto podría llevar a una reducción y encarecimiento de los flujos de capital a los países emergentes, y eventualmente a la tan temida estanflación. De materializarse este escenario adverso, se echaría al traste las perspectivas de crecimiento de Colombia y de toda la región.
La inflación también está golpeando a América Latina. En Colombia, ha superado el 9%. El rubro alimentos subió mucho más, 21,6%, lo que afecta con mayor dureza a los pobres. Las autoridades monetarias han incrementado las tasas de interés para moderar la demanda interna y controlar las presiones inflacionarias, pero su reducción todavía tardará varios meses.
Para colmo, y al igual que en otros países de la región, la 'papa caliente' en Colombia serán los precios de los combustibles que han estado congelados y han ocasionado un significativo costo fiscal. Mantener el subsidio parecería insostenible, pero cualquier incremento complicaría el panorama inflacionario, social y político en el país.
Estos dilemas de política económica se darán bajo una situación fiscal muy frágil. El déficit para 2022 será de 6,5%, uno de los más altos de la región, y la deuda pública alcanzará el 61% del PIB. Las condiciones de acceso a los mercados de financiamiento han desmejorado, por lo que se ha reducido el margen de maniobra de las finanzas públicas.
Algunas de las propuestas de Petro son costosas fiscalmente. Para financiarlas, se propone una nueva reforma tributaria, que incrementaría el Impuesto a la Renta de las personas con mayores ingresos. Tal reforma tendrá que ser aprobada por el Congreso, lo cual requerirá destrezas no solo técnicas sino también políticas.
La esperanza de la gente en una transformación económica y social es tan grande como los desafíos que deberá enfrentar la nueva administración.
El gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez tendrá que mostrar que está a la altura de cumplir responsablemente con las expectativas de tantos millones de colombianos.