Efecto Mariposa
Avances y desafíos para reducir la desnutrición crónica infantil en Ecuador
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
Actualizada:
La desnutrición crónica en niños menores de cinco años disminuyó en 4 puntos porcentuales, según los resultados de la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil (ENDI) publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
Se considera que un infante presenta desnutrición crónica cuando presenta retardo en su crecimiento, en relación con su edad.
Entre 1986 y 2018, el INEC ha realizado seis encuestas diferentes para medir la desnutrición crónica infantil (DCI) y, debido a que cada encuesta fue realizada considerando metodologías distintas, no era posible hacer un seguimiento histórico de las cifras de la desnutrición.
Sin embargo, a pesar de que es la primera vez que se realiza la ENDI, el INEC menciona que recurrió a una estrategia metodológica, avalada por organismos como la CEPAL y el Banco Mundial, para comparar los datos de la ENDI con los de encuestas anteriores, y concluir que hay menos niños menores de cinco años que padecen desnutrición crónica en Ecuador.
Si bien saber que las cifras de la DCI bajaron es alentador, tras la publicación de la ENDI hay otros aspectos que deben ser resaltados.
El primero es que el Ecuador ya cuenta con información actualizada sobre la situación de la desnutrición crónica infantil; los datos de la encuesta fueron tomados desde julio de 2022 hasta ese mismo mes del presente año.
Contar con un diagnóstico actual de la desnutrición crónica infantil es esencial para proponer políticas para prevenirla y frenarla y, después de cinco largos años de espera, al fin tenemos un número que nos dice cómo estamos en este tema.
Según los datos de la ENDI, el 17,5 % de los niños de 0 a 5 años padecen DCI. En la zona rural se presenta la mayor proporción (21,9 %), mientras que en el área urbana el porcentaje llega a 18,9 %.
A nivel de provincias, Chimborazo (33,5%), Pastaza (29,5%), Bolívar (28,1%), Santa Elena (27,5%) y Cotopaxi (26,5%) presentan las mayores tasas de desnutrición.
Por etnias, en el grupo de las personas indígenas la prevalencia de la DCI es de 38%, seguida por quienes se consideran mestizos (16,4%), blancos (14,5%), montubios (11,8%) y afrodescendientes (10,8%).
Aunque las cifras, sobre todo del grupo de los niños indígenas, aún son motivo de preocupación, conocerlas es un gran primer paso para mejorarlas y analizar de forma objetiva si existen progresos o retrocesos.
El siguiente punto que se debe destacar de la ENDI es que la encuesta contiene información completa sobre la situación de los infantes ecuatorianos, pues esta provee datos sobre la calidad del agua, vacunación, lactancia, controles prenatales, anemia, salud general de los niños, peso y talla.
Esta información permitirá conocer con más exactitud la situación de la salud de los infantes ecuatorianos para proponer políticas de desarrollo infantil integrales.
Finalmente, el punto más relevante es que, según el Plan Estratégico Intersectorial para la Prevención y Reducción de la Desnutrición Crónica Infantil, la ENDI debería seguir ejecutándose, y esta continuidad permitirá evaluar la eficacia de las políticas gubernamentales implementadas para combatir la DCI y, de ser el caso, hacer los ajustes necesarios.
Este último aspecto es crucial, pues con un cambio de Gobierno en proceso, cuya duración será de un corto periodo, y con un escenario que económicamente no parece favorable, es posible que continuar con esta encuesta no sea asunto prioritario y que no se destinen los recursos para mantenerla.
A pesar de que los esfuerzos para erradicar la desnutrición crónica infantil comprenden acciones directas con las familias, como el pago del Bono de los 1.000 días, capacitación a los padres de familia en temas de nutrición y prácticas saludables, provisión de servicios de salud de calidad, también es primordial mantener el compromiso de generar datos que permitan determinar la efectividad de estas acciones.
La reducción de la desnutrición crónica en niños menores de cino años es un avance alentador, pero la continuidad de la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil es esencial para evaluar y ajustar políticas destinadas a proteger la salud de nuestros niños en un futuro incierto.