El Implacable VAR
La inacabable demagogia del estadio Olímpico Atahualpa
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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Cada cierto tiempo, resurge el demagógico debate de qué se debe hacer con el estadio Olímpico Atahualpa. ¿Hay que remodelarlo? ¿Hay que derrocarlo y construir uno nuevo ¿Transformarlo en un sitio para grandes espectáculos masivos, más allá del fútbol? ¿O mejor demolerlo para siempre, vender el terreno y levantar un complejo comercial y hotelero?
El tema se reactualizó por el reciente impasse entre El Nacional y Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), el dueño del estadio. Pero, en realidad, esta discusión viene de muy atrás. Sin remontarnos tanto, recordemos el proyecto del 'nuevo Atahualpa' del correísmo.
Hubo mucha euforia por la idea. Se anunció un presupuesto de USD 74 millones, en medio del buen ambiente por el Mundial de Brasil 2014. Nunca se hizo nada, pese a que el entonces vicepresidente, Jorge Glas, se encargó de la presentación del proyecto, que consistía en una ambiciosa ampliación y remodelación.
Levantar una 'arena'
Luego vinieron los desvaríos de Jorge Yunda, quien planteó deshacerse del Atahualpa para reemplazarlo por el estadio Mitad del Mundo.
Cuando fue alcalde de Quito, Yunda se imaginaba una cancha colocada de tal manera que una parte estuviera en el hemisferio norte del planeta y otra en el sur, para deleite de las agencias de viajes.
Yunda tampoco hizo nada, ni construyó el estadio en la línea equinoccial ni ayudó a remodelar el Atahualpa.
El único proyecto que sigue en pie es el Arena Atahualpa, que impulsa la misma Concentración. De esto se habló hace cuatro años: demoler el estadio para levantar uno nuevo, rodeado de locales comerciales y un hotel. Dos inversionistas privados compiten, se dice, por ganar la licitación e invertir USD 100 millones en esto.
El mito del estadio 'nacional'
El debate también está intoxicado por un mito: considerar al Atahualpa como un estadio de carácter nacional, lo cual nunca ocurrió. En un país dividido por dos regiones en constante rivalidad, nunca quedó claro cuál es la música nacional, el artista nacional o el plato nacional.
Ni siquiera se estableció cuál es el clásico nacional de fútbol. Yo digo que de facto el clásico nacional es LDU versus BSC, pero siempre hay bronca cuando se toca el tema.
Claro, el hecho de considerar al Atahualpa un estadio nacional viene porque ha sido la sede casi fija de la Tricolor en los últimos 30 años. Y ese es otro error de concepto, porque la Selección debería jugar en todos los estadios del país, para que se refuerce el sentido de pertenencia hacia una de las pocas cosas realmente nacionales que tenemos.
En nombre de Atahualpa
Por eso, la solución definitiva para el Atahualpa debería pasar por lo técnico. ¿Realmente es necesario levantar otro complejo hotelero en esa zona? ¿Y es justo que se elimine la pista olímpica, cuando el estadio es propiedad pública y, por lo tanto, abierta a más deportes?
El único consenso está en que, sea lo que se construya, debe estar el nombre de Atahualpa en algún lugar. Eso parece dar un alivio a todos los que pretenden sacar tajada de esta inacabable demagogia.