Al aire libre
Cómo hacemos para tener defensas físicas y monetarias
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Empecé a tomar nota de mis gastos cuando recién me casé. Recuerdo que mi esposo me dijo un día: ¿en qué se fue toda la plata?
Yo había visto unos libros de contabilidad de pasta dura en la casa de mis papás así que busqué uno y anoté todo lo que me acordaba que había gastado. Puse tanto detalle, que mi esposo no volvió a hacerme cuentas porque le sacaba el librote.
Ahora, en mi trabajo, cuando dicto clases de educación financiera, me pongo a pensar que hay que ser tan meticulosos con el registro de gastos como los deportistas lo somos con la tabla de entrenar.
Cada día reviso lo que me manda el entrenador: 20 minutos de trote, 20 minutos de cambios de ritmo… voy y cumplo a conciencia. 10 minutos de calentamiento, 10 intervalos de 400 metros… salgo a la calle y cumplo.
Para ese registro de gastos, que es la primera y más importante enseñanza de educación financiera, basta con un cuaderno, ni siquiera una hoja de Excel. Hoy estamos en crisis y necesitamos tener defensas físicas y monetarias.
Se aprende de los papás a vivir con salud y también con ellos es el primer contacto sobre dinero: si es malo hablar de dinero o su referencia es negativa, los hijos lo heredan y luego tienen problemas en su manejo.
En la familia crecemos y ahí nos hacemos. Ahora oigo a los papás y mamás decir a sus hijos: “Estoy enferma”, “Estoy cansado”, “Tengo presión alta”, “Sufro del corazón”, cuando la comunicación debe ser de salud y vida, de ser fuertes y aventureros.
Un índice de salud familiar debería ser: ¿cuántas horas a la semana sales con tus hijos al parque o al campo? Sobre las 10 horas semanales, calificas bien.
El montañista Iván Vallejo decía hace poco en una charla de Executive Talk que el deporte entrena tu cuerpo, pero también tu mente y tu espíritu, “esta triada te permite trascender en todo lo que estás haciendo”.
En lo que respecta al dinero, si nos volvemos dependientes, somos más vulnerables. Quitémonos la idea de que alguien nos debe ayudar.
Si nuestra mente se pone en el papel de víctima no vamos a salir adelante.
Cito a Valeria Arellano, especialista en educación financiera: “si en la casa se habla del dinero cuando hay un problema, cuando hay crisis, o se lo relaciona con control o sometimiento, se pierde la oportunidad de enseñar a administrarlo bien”.
Y añade que el dinero es un tema humano y que la familia es un equipo, entonces su manejo es responsabilidad de todos. ¿Cómo llegar a metas? Ahorrando un poco, comprando menos dulces y compartiendo lo que se tiene en la alcancía.
En los campos de concentración, narra Viktor Frankl en El hombre en busca de sentido, los que lograban separar una parte de su pan, lo compartían o lo guardaban para más tarde, tenían más resistencia y lograban vivir más tiempo.
Estamos en un momento duro, nos conviene ahorrar un poquito del pan, tener dominio de nosotros mismos.
No esperes resultados diferentes si haces lo mismo, esa es una ley de Einstein. Pero si te dominas y te vences, y sales a diario a hacer ejercicio, va a mejorar tu salud.
Crecer económicamente y salir de deudas requiere un esfuerzo mental y de un cambio de estilo de vida que incluye recortar gastos con valentía, estabilizarse y después aumentar los ingresos, porque no es cuestión de tener más dinero sino de tener más orden.
Vivir simple nos ha enseñado la pandemia, bueno, a un grupo… siempre habrá alguien que en cuanto pueda se subirá al tren del consumismo. Eliud Kipchoge, el mejor maratonista de todos los tiempos dice: “En la vida, la idea es ser feliz. Yo creo en una vida de bajo perfil, calmada y simple. Entrena duro y vive una vida honesta. Entonces eres libre”.
Si tienes miedo por la situación, aunque haya un amanecer hermoso, sientes lo mismo que un atleta el día de la carrera.
El miedo te friega los días. Para superarlo vive en el presente y como dijo Sebastián Carrasco en la misma charla: “hay que tomar el rol de protagonista y actuar”. Sal a caminar o correr… es divertido y es… ¡gratis!