El indiscreto encanto de la política
¿Debemos usar o no usar la mascarilla todo el tiempo?
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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Lavarse las manos, mantener distancia social y no tocarse el rostro, son -entre muchas otras- algunas medidas universalmente aceptadas para prevenir el contagio de Covid-19. Sin embargo, todavía no existe un acuerdo generalizado sobre la necesidad o no del uso permanente de la mascarilla.
Ante la gran demanda de estos protectores, especialmente cuando se detectaron los primeros casos de infección, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se pronunció de inmediato indicando que su uso debería estar reservado para aquellos que estaban infectados (o con síntomas) y para aquellos que iban a estar muy cerca de un paciente.
La misma OMS también señala que alrededor del 80% de los infectados no presenta síntomas, o que estos pueden ser muy leves. En este sentido, siguiendo la recomendación de la OMS, una persona infectada pero asintomática no utilizaría una mascarilla protectora, pero en todas sus interacciones diarias estaría contagiando de forma agresiva a quienes la rodean, sin siquiera darse cuenta.
En un artículo anterior en PRIMICIAS, se señalaba que la receta que utilizó Corea del Sur para aplanar la curva de crecimiento de la epidemia se resumía en tres acciones concretas:
- Una intervención inmediata.
- Realizar tests masivos.
- Monitorear a los ciudadanos.
Pero a este listado también hay que agregar que todos los coreanos están obligados a utilizar mascarillas protectoras con filtros, en todo momento.
Esta misma política fue replicada en otros países, que también han podido lidiar con la pandemia, como Singapur, Japón, Hong Kong y Tailandia. Curiosamente todos asiáticos.
Con esta evidencia, días atrás, el presidente Donald Trump instó a la población a que “podría ser útil utilizar mascarillas por un período limitado”. Incluso, hay reportes periodísticos que señalan que la propia OMS podría replantear su posición al respecto.
Por supuesto, voces calificadas sostienen la falta de efectividad de este protector, principalmente porque la gente podría llegar a confiarse y olvidar las recomendaciones básicas, como el distanciamiento social y el lavado de manos.
El mal uso de la mascarilla y su tardía reposición pueden hacer que la solución sea incluso peor que el problema.
¿Usarla o no usarla? Es un debate científico todavía en desarrollo. En mi opinión, si seguimos los protocolos respecto a cómo ponérsela, usarla, quitársela y desecharla, vamos a agregar un escudo adicional a nuestra armadura para seguir peleando esta dura batalla contra el virus.
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