En sus Marcas Listos Fuego
El debate presidencial y los sesgos de los fanáticos
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Tversky, Kahneman y Amos, en distintas décadas, desarrollaron un profundo estudio sobre los sesgos cognitivos que probó lo siguiente: la disonancia cognitiva, que nos hace rechazar de plano todo lo que se opone a nuestras creencias y aceptar todo lo que las reafirme (aunque sean idioteces cualquiera), se presenta siempre y con más fuerza en los debates presidenciales.
En los casos de estudio se comprobó:
i) Que ante el mismo debate, los partidarios del candidato A sostienen a muerte que su candidato dio una paliza al candidato B.
ii) Que ante el mismo debate, los partidarios del candidato B sostienen a muerte que su candidato dio una paliza al candidato A.
iii) Que si el candidato A o B cometió errores, dio cifras falsas, o hasta admitió haber cometido delitos, sus partidarios nunca lo escucharon o, en su defecto, buscan las explicaciones más rimbombantes para enaltecer su sinceridad.
Es decir, que para los fanáticos en un debate no existe la objetividad ni la sola posibilidad de que su candidato rival haya sido mejor. No importa lo que digan los candidatos, lo que prometan, lo que sostengan. Nada importa, porque cada fanático baboso escucha lo que quiere escuchar.
Ello nos traslada al debate entre Luisa y Daniel sobre el cual quiero referirme sumariamente, sobre todo en cuanto al eje temático: “seguridad”, que por mi profesión es lo que me compete analizar. Ahí vamos con ideas flash:
- Ni una palabra de Luisa y de Daniel sobre la prevención y represión del lavado de activos. Sí, sé que el tema de equipar hasta los dientes a la Policía vende más que el pan, pero en el combate contra el crimen organizado el punto central está en bloquear el goce de los réditos del crimen. En el momento que reprimes su disfrute, no les queda otra que irse a operar a otro lugar. El que no entiende esto, no entiende nada. Ahí está la clave, compañeritos, para que ambos dejen de dar palazos de ciego.
- Luisa nos ofrece, por ejemplo, militarizar las cárceles. So sorry, la Constitución del 2008, con el sello y firma del Mashi, lo prohíbe.
- Noboa propone el aislamiento del 17% de los presos violentos. De acuerdo (hasta tengo una columna sobre el tema: ¿Rehabilitación para perversos? No jodan). Un punto para Noboa, pero, ni la Constitución ni el COIP lo permiten. ¿Habrá constituyente? Porque ese plan es inejecutable en una presidencia de año y medio. Lo siento.
- Luisa diferencia con claridad el crimen organizado de la delincuencia común. La primera se combate con fuerza y justicia, la segunda con educación. Un punto para Luisa.
- Noboa propone crear la clasificación desde el Estado de grupos narcoterroristas y su respectivo etiquetamiento. Justamente lo que hizo Bukele y gracias a lo cual su método ha sido efectivo, métricamente hablando (aquí les va otra columna al respecto: Jan Topic y sus talones de Aquiles). Lo que me preocupa: que mañana, cuando un presidente autoritario y desequilibrado llegue al poder (de esos que les encanta elegir a los latinoamericanos), seré por ejemplo yo, al resultarle incómodo al poder, al que clasifiquen y desaparezcan. Por eso esta gran idea, en caso de instaurarse, debe implementarse con candados normativos irrompibles.
- Luisa propone resguardar las escuelas con policías. Lo que ella no dice es que, conforme a la última estadística de agosto 2023, 965 policías están a cargo de la custodia de arrestos domiciliarios. Los policías que ella necesita no están donde deberían, cuidándonos a todos. ¿Cómo lo va a solucionar? Y ojo, que la solución no es regresar al abuso brutal de la prisión preventiva de la época del Mashi. ¿Alternativas?
- Noboa y Luisa nos hablaron de radares en los peajes, en los puertos, en fronteras tecnologizadas, rastreo satelital de las exportaciones, vigilancia ciudadana con tecnología, una nueva Agencia Nacional de Inteligencia, de militarización hasta los dientes, etc. ¡Qué fácil es hablar de lo que uno haría con la cuenta bancaria llena! ¡Qué duro es llegar al poder y encontrar telarañas al final de la bóveda!
- Y bueno, Noboa llegó con una obsesión contra la tabla de drogas que no pudo disimular. Sostuvo que esa tabla incentiva el microtráfico y ocasiona que las nuevas generaciones se hagan adictos. No, hombre, no. Luisa tiene razón: la tabla de drogas busca que no se reprima al adicto y no existe evidencia alguna que demuestre que la famosa tabla es la causante de adicciones o de incremento en el microtráfico.
- Pero esperen, que Luisa no tuvo toda la razón en cuanto a este último punto, pues si bien es cierto que la tabla busca la no criminalización de las adicciones para garantizar que los adictos sean atendidos en clínicas y rehabilitados, eso no quiere decir que al Estado alguna vez le haya interesado generar esos espacios de rehabilitación. Los adictos que son absueltos son arrojados otra vez a las calles. ¿Clínicas de rehabilitación? Bullshit.
- Noboa sostiene que se debe recuperar lo robado por los corruptos condenados. De acuerdo, pero ahí hay un problemita: esas sentencias son letra muerta, inejecutables. Aquí la explicación: No me pidas más de lo que puedo dar.
- Y los dos candidatos se olvidaron de los vacunadores. Está chévere eso de dar incentivos tributarios, garantizar la inversión extranjera, traer a la banca internacional, generar plazas de empleo. ¿Pero de qué carajos sirve si desde los pequeños negocios hasta las multinacionales deben pagar vacunas, so pena de recibir un tiro en la frente?
- Y ninguno nos habló, en el eje de salud, del sistema de contratación pública. Es facilito hablar de salud ignorando el nido de ratas. Es facilito hablar de lucha contra la corrupción omitiendo el nicho del lumpen.
No me quiero ir sin antes pedir un enorme favor al electorado: si ustedes son de los que aseveraron en redes que Ruth del Salto se vendió al correismo porque interrumpió a Daniel Noboa, hagan el favor, sean tan amables, tengan la gentileza, de no ir a votar, que lo que menos falta le hace al país es que tanto descerebrado decida el rumbo del país.