Columnista Invitado
Ecos del debate presidencial 2023…
Luis Alberto Elizalde Yulee, es arquitecto, cocinero y escritor.
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¿Quién ganó el debate?
Ganó la democracia ecuatoriana, porque a pesar del formato complicado y el caos inicial, al final de este, la mayoría de los ciudadanos se fueron a dormir sintiendo que conocían un poco más de cada candidato que tres horas antes.
Ahora podían identificarlos mejor, algunos de ellos prácticamente desconocidos en gran parte debido a la sobreexposición de los cuatro que punteaban las encuestas hasta el 13 de agosto: González, Sonnenholzner, Villavicencio y Yaku.
Identificarlos, es algo que no requiere necesariamente entender sus propuestas, pues la mente humana puede captar otros aspectos de la personalidad y el carácter de una persona reflejados en el lenguaje corporal y lo que proyectan mientras se expresan en un foro limitado.
Por eso, las sorpresas fueron Daniel Noboa y Jan Topic.
Lucieron nuevos, informados, actualizados, outsiders reales de una generación que domina la tecnología actual. No perdieron el tiempo en descalificar a sus rivales, concentrándose cada uno en la comunicación planificada para el debate.
Se mostraron diferentes a los políticos tradicionales.
Pero ojo, no necesariamente esto quiere decir que estén más calificados que sus contendientes, aunque sí es señal de que se prepararon mejor.
Daniel Noboa fue la estrella de la noche, quizás porque se conocía poco de él y no se esperaba mucho, en gran parte por los prejuicios que se tienen sobre su padre Alvarito y la caricaturesca imagen populista que a veces proyecta.
Reflejó su formación académica de 1.er nivel con un manejo solvente de los temas y los tiempos, tranquilo y sereno para exponer, impecable con los números.
Después del debate, a una semana de las elecciones, Noboa se convirtió en un candidato para tener en cuenta.
Dejó un sutil mensaje al ser el único con chaleco antibalas, enviando un simbólico recordatorio del magnicidio reciente.
Jan Topic, desde el principio su estrategia fue posicionarse en la mente de los electores como Él hombre indicado para una urgencia vital: la seguridad.
La táctica fue tocar este tema de manera reiterativa, independientemente de la pregunta que se le hiciera, siempre encontraría una forma de ligar la respuesta con primero lo primero: seguridad.
Tiene metodología para exponer las ideas, lo cual ayuda a que sea fácil asimilar la promesa.
Cumplió su misión.
Otto Sonnenholzner, ha tenido que cambiar el estilo y la actitud pensada al principio de su campaña debido a los vertiginosos sucesos generados por la hiperviolencia en el país, mutando del estadista preparado, conciliador y unificador que le venía natural, al político firme, bravo y dispuesto a "devolverles con bala" a los delincuentes. Un lenguaje impropio en él y quizás por eso se le notó incómodo durante la mayor parte del evento.
No estuvo mal, pero no fue el mejor.
Yaku Pérez, mantuvo su personalidad y autenticidad representando lo que cree: ecología respetuosa con la naturaleza, agua, paz y amor.
Con un discurso para Noruega o algún país alejado del submundo de la supervivencia básica.
Amable y pacífico, no tuvo la actuación destacada de las elecciones pasadas y no fue su momento.
Hervas y Armijos fueron intrascendentes y no ameritan ningún comentario.
Luisa González, convertida en el avatar de un delirante Rafael Correa que ha invadido su cuerpo para exhibir su megalomanía obscena.
Apegada al libreto preestablecido, no fue a debatir ni a ganar nuevos adeptos.
"Antes estábamos mejor" era un mensaje suplicante para la militancia en desbandada luego del crimen contra Fernando Villavicencio. Les bastaba con mantener los votantes que tenían hasta ese día y no articuló ninguna idea propia.
A menos de una semana de las elecciones, su pobre actuación podría resultar fatal y dejarla fuera del balotaje, algo impensable hace apenas 10 días.
En un evento como este, lo que quedan son las impresiones, pero nos permitió visibilizar las fortalezas y debilidades de cada candidato y fue reconfortante que no se hayan dado confrontaciones e insultos entre ellos.
La palestra vacía de Fernando Villavicencio sí se sintió, el debate hubiera tomado otro tono con su intervención y probables denuncias contra no solo uno de los contendientes…
Pero, esa es una historia que ya nunca se contará.