Leyenda Urbana
Luisa González niega a Correa; Noboa, demasiado cauto
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Solo el 15 de octubre por la noche conoceremos si la cautela de Daniel Noboa a la hora de abordar álgidos temas en el debate del domingo último lo favorecieron; o si aquella suerte de desdoblamiento ideológico que exhibió Luisa González le dio resultado.
El debate del 1 de octubre entre los dos finalistas a la Presidencia de Ecuador desconcertó a muchos: a quiénes vieron que Luisa se preparó mejor; y, a otros, que contemplaron que la elocuencia le fue esquiva a Noboa, en instantes en que había elevado la vara en la expectativa por su actuación en el primer debate y su paso a la segunda vuelta.
Un juego de equilibrios fue evidente entre los contendientes, porque Noboa buscó mantener la diferencia a su favor que le dan las encuestas; en tanto que Luisa necesitaba acortar la distancia y hasta superar la cifra, por lo que no le importó, en algunos temas, usar la verdad como una plastilina.
Maquiavelo se paseó por los estudios de Ecuador TV en el debate, durante el cual González hizo gala de seguir al florentino, en cuanto a que el fin justifica los medios.
Ella fue capaz de sostener que defiende la dolarización, mientras su binomio, Andrés Arauz, ha hablado del "Ecuadólar", una otra vez y cuando dos días atrás, en México, en el Grupo de Pueblo, el expresidente Samper de Colombia, sentado junto a Rafael Correa, habló de la urgencia de sacar al dólar como moneda de intercambio en el mundo, porque fue “el arma hegemónica secreta”.
El cinismo alcanzó cotas altas cuando dijo, sin inmutarse, que entregará los recursos a la Seguridad Social, sin que Noboa le recuerde que fue su mentor, Rafael Correa, el que echó mano a los fondos del IESS que pertenecen a los jubilados, y que todavía no han sido devueltos en su totalidad, por lo que las pensiones están en riesgo.
Sí denunció que obligaron al Seguro a comprar bonos, pero le faltó contundencia, dar cifras y hablar del drama que viven los afiliados, propietarios de la entidad.
El post debate en curso debe servir para precisar temas relevantes del que faltaron contexto, como cuando Daniel Noboa anunció que solo él usará el avión presidencial, pero no todos saben que lo dijo porque Luisa González tiene una glosa de la Contraloría por haber utilizado el Falcon, sin autorización de nadie.
Con esa información cobra sentido que haya revelado que una hora de vuelo del Falcon 7X, equivale al de una carrera universitaria completa de un joven ecuatoriano.
Fue un buen momento para Noboa cuando en respuesta a su contendiente que al hablar de la educación dijo que quiere que “los jóvenes sean libres y vuelen”; el candidato ripostó: “Nosotros queremos a nuestros jóvenes volando libre y alto, pero no porque están en drogas”.
Lo hizo en el marco de su anuncio de que eliminará la tabla de consumo de drogas, uno de cuyos nefastos efectos es el aumento del consumo en los jóvenes, así como el incremento de la violencia.
El candidato de ADN repitió al menos tres veces que eliminará esa tabla, ante lo cual Luisa solo atinó a decir: “Me tiene un poco preocupada con esa fijación con las drogas (…) Los ricos, cuando tienen adicciones, van al exterior”.
Dicen los expertos que cada debate es distinto, y el del domingo también lo fue; incluso, varió el estilismo de los aspirantes, en comparación con el del 13 de agosto.
La representante del correísmo lució un blazer blanco y una blusa celeste, el color de su organización; una cadena con una cruz junto a sus tatuajes, más unos lentes de marcos gruesos, completaba su nuevo look.
Daniel Noboa vistió traje oscuro, camisa blanca y corbata violeta, el color de la bandera de su movimiento.
Mientras la gente se fijaba en esos detalles, Luisa nada dijo de los derechos humanos vulnerados en Nicaragua y Venezuela, y Noboa dejó pasar la oportunidad de recordarle su famosa frase de que los “venezolanos salen volando de Ecuador porque en Venezuela se vive mejor”, que la candidata del correísmo dijo en una radio.
Tampoco Noboa aprovechó para hablar de la crisis humanitaria y la persecución a la disidencia que azota a esos países gobernados por socialistas del Siglo XXI.
Del Yasuní, patrimonio de la biósfera, que Correa holló abriendo caminos para la explotación petrolera, nada se dijo, sabiendo que allí comenzó el problema de explotación en el área.
En los temas políticos fueron más contundentes, y Noboa habló de una consulta popular.
Aludir a la corrupción sin citar, aunque sea unos pocos de los muchos casos, fue una falencia de Daniel Noboa, que, en cambio, estuvo bien cuando dijo: “El dinero alcanza cuando no hay corrupción”.
Cerca de terminar el debate, al abordar el tema del narcotráfico, Luisa preguntó si el exministro Manzano trabajaba para el Grupo Noboa y la respuesta fue que sí trabajó. De inmediato, Noboa aludió al exministro Serrano y hubo algo de tensión.
Muchas veces el exceso de cautela arrastra a la irrelevancia conceptual y eso, en campaña, cuesta. Los casi once puntos que Noboa le saca a Luisa, según al menos dos encuestas, le habrán blindado de cualquier deterioro electoral; mientras a Luisa González el cambio extremo que exhibió puede haberle favorecido, pero no hay que desestimar que también pudiera haber despertado suspicacias en la militancia ignorada.
Se escuchó bien que diga: “yo seré la presidenta”, pero algo no cuadra cuando ha repetido, hasta el cansancio, que su principal asesor será Rafael Correa.
¿Qué habrá pensado el expresidente que criticó la decisión de Estados Unidos de pagar una recompensa por información sobre el asesinato de Fernando Villavicencio, escuchar decir a Luisa que está de acuerdo?
El debate fue un juego de tácticas, pero dejó ver la realidad del nuevo liderazgo ecuatoriano.
¡Es lo que da la tierra!