Economía y Desarrollo
La importancia de debatir para la democracia
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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La democracia se construye en el debate, en la contraposición de ideas debidamente argumentadas. Permite explicar la visión que una persona tiene sobre el mundo, sus prioridades y propuestas, y la capacidad que tiene para implementarlas.
De esta manera se hacen explícitos los acuerdos y desacuerdos sociales y las alternativas existentes, de manera que cada persona pueda definir sus preferencias.
Por estas y otras razones, desde diversos sectores sociales y políticos se impulsó que los debates deben ser obligatorios en los procesos de elecciones.
Lo que pasaba antes es que los candidatos se excusaban de debatir, porque lo veían riesgoso; una exposición de verdades que son incómodas y que prefieren evitar detrás de campañas de publicidad controladas.
El riesgo es que, justamente, los debates definen elecciones, posicionan candidatos y evidencian sus fortalezas y debilidades. Los debates han definido elecciones, así ganaron Roldós, Febres Cordero y Correa.
El debate permite observar la capacidad de una persona para dirigir el país, para asumir responsabilidades, para la gestión política y la representación internacional. Para tomar decisiones y comunicarlas adecuadamente.
La exposición pública da a conocer el tipo de liderazgo que tiene una persona. Es la oportunidad que tenemos los electores de evaluar el perfil de la persona a la que encargaremos las más altas funciones del Estado.
Para la democracia el debate es indispensable. Pero sus detractores, las campañas de promoción electoral, los temen porque no los pueden controlar.
Por eso los atacan permanentemente, queriendo banalizar el intercambio de ideas, desprestigiando los formatos y metodologías, y posicionando que no son relevantes para la toma de decisiones.
Para las campañas de promoción electoral, las personas somos seres incapaces de reflexionar.
Si tienen razón y los debates no importan, nos gobernarán los incapaces, y será por nuestra propia voluntad. Por nuestros votos.