En sus Marcas Listos Fuego
David Piña, la historia de un secuestro
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Los titulares de la semana pasada nos hicieron viajar, en un falso déjà vu, a febrero 2013, cuando David Piña fue acusado y luego condenado del brutal asesinato de Karina. La noticia ahora es otra: 10 años después salió en prelibertad.
No, no fui ni soy el abogado de David, ni tengo interés en su causa, pero conozco el caso de cerca, porque fui abogado de otro de los procesados, quien salió en libertad y por eso ahora me resulta inevitable contarles por qué he sostenido, estos 10 años, que David Piña no fue condenado, sino secuestrado por el Estado.
Lo que leerán a continuación es un análisis objetivo, estrictamente jurídico, de lo que ocurrió hace 10 años, donde sí, hubo un delito y donde hubo dos culpables, pero tres condenados.
A Piña lo condenaron junto a Salazar y Sevilla como autor de asesinato. Ahora, prueba por prueba, les voy a explicar, aunque muchos se nieguen a aceptarlo, por qué en estricto Derecho Piña es inocente. Esta historia parecerá una broma de mal gusto, pero broma no es.
- Sevilla y Salazar, al rendir sus versiones, fueron concordantes: Salazar conducía el vehículo, Sevilla iba de copiloto. Piña y Karina iban atrás. Sevilla sostuvo que Piña bajó a Karina, la violó, le hizo una llave para romperle el cuello que sonó crack, y luego la asesinó con una piedra.
- Por su lado, Salazar dijo que fueron Sevilla y Piña los que la violaron y mataron.
- Sevilla dijo que él solo ayudó a esconder el cuerpo bajo unas ramas.
- Luego, Sevilla y Salazar dijeron que se subieron todos en las mismas ubicaciones, pero obviamente, ya solo Piña iba atrás. Lo dejaron en su casa y se fueron a dormir.
- Primer problema: se halló ADN de Karina en el auto. ¿Dónde? En el volante, en la moqueta del piloto, en el botón para bajar la ventana del copiloto, en la palanca para reclinar el asiento del copiloto y en la moqueta del copiloto. ¿Esto qué quiere decir? Que quien conducía y quien iba de copiloto pisaron sangre, pero además, que tenían sangre en sus manos.
- ¿Y atrás, donde iba Piña, hubo ADN? Nada de nada.
- ¿Saben en dónde más se halló ADN de Karina? En las casas de los otros dos condenados (en las fundas de la almohada y las sábanas), más no en la de David.
- La autopsia reveló algo más: el cuello de la víctima no tenía lesiones. ¿Y la llave al cuello?
- Todos quienes participaron en la fiesta coincidieron en algo: David Piña se tomó una botella de ron solo, solito y, luego, salió en brazos, inconsciente.
Pregunta médica: ¿Una persona que toma ese nivel de alcohol puede tener una erección para violar tal cual como describieron que violó? No. De hecho, médicamente, el exceso de alcohol disminuye el flujo sanguíneo al pene. Aumenta la angiotensina, una hormona vinculada a la disfunción eréctil. Deprime tu sistema nervioso central y, conforme a la descripción del estado de Piña, el relato de Salazar y Sevilla se cae en pedazos.
- Ya vimos que Salazar dijo en su versión que “también” fue Sevilla quien la mató; sin embargo, en el juicio se acogió a su derecho constitucional al silencio y, como la versión no es prueba, esto quedó procesalmente para el olvido.
- Fiscalía argumentó que Piña era violento y para probarlo contaba con tres pruebas irrefutables: tenía antecedentes de violencia, tenía tatuajes y sabía artes marciales. En serio, no es broma. That’s it.
- Sevilla sostuvo que él no tuvo nada con Karina, pero ya preso, cuando se enteró de que se tomaron muestras de ADN de su cavidad vaginal, pidió ampliar su versión y oh sorpresa, decidió “acordarse” (léase inventarse) que había tenido relaciones sexuales con ella en un parqueadeo. Una coartada desesperada porque ya sabía que habría ADN de él en el interior de ella.
- Bienvenidos a la patria grande, donde la ciencia es un bluf. La prueba de ADN no pudo determinar a quien pertenecía el esperma hallado en su interior, porque habían pasado ocho días, ocho pinches días, y las muestras genéticas estaban descompuestas (CSI al carajo).
Y ya. En resumen, eso es todo el caso contra Piña. Les pregunto: ¿Con qué prueba lo condenaron? Yo se los voy a responder:
- Primera prueba: la sed de sangre de todos, que exigían, y aún guardo esos tweets, que el tatuado sea condenado.
- Segunda prueba: Fiscalía, desesperada por lanzar sangre al pueblo que la clamaba, decidió hacerse de la vista gorda con las pruebas, como la de ADN en el vehículo, que exculpaban a Piña.
- Tercera prueba: dos funcionarios del Ministerio del Interior y dos funcionarias del Ministerio de Justicia, con credenciales en el pecho, entraban y salían de las oficinas de los jueces, luego se sentaban a controlar la audiencia y asegurarse que se hiciera algo que ellos llamaban justicia.
Es un expediente largo, fueron semanas de estrés, frustración, desasosiego. He intentado resumirles en una pequeña columna las pruebas contra Piña, que como verán, son ninguna, pues -como siempre sostuvo su defensa- ni siquiera se probó que él haya estado ahí.
Piña, a la luz de las pruebas, no fue condenado, fue secuestrado por un sistema angustiado por lanzar pan a las masas.
Dos enfermos, dos desalmados, se llevaron la vida de Karina en un acto cobarde y miserable y, hoy, pagan el precio de sus acciones.
Al mismo tiempo, un país enfermo, una comunidad de desalmados, se llevaron la vida de David y de su familia en un acto cobarde y miserable y, hoy que lo liberan, quienes nunca abrieron el expediente se atreven a opinar en ese inmundo podio que Umberto Eco describía como la tarima de los idiotas.