Al aire libre
Danny Costa 'la pequeña' ecuatoriana más berraca del mundo
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Los españoles me decían 'pequeña' –cuenta la Danny, novena en el Mundial de Aventura, junto con el equipo Endurance20.
-Este año se alinearon los astros para mí. Tercer puesto en Oregon y top 10 en Galicia. Siempre soy súper activa, hago lo que me gusta que es salir- dice.
Danny habla de "entrenar duro, enfocarse en lo que viene, es un estilo de vida. Es un trabajo de 18 años de hacer deporte".
Primero fue Oregon, una carrera de expedición, de las válidas de la ARWS, (Adventure Race World Series) de 420 kilómetros 'nonstop'.
-Hacer un top cinco hubiera sido de milagro, pero con el podio casi nos morimos– dice, feliz.
Y continúa: "los territorios son tan grandes allá que es una inmersión en la naturaleza al 100%. No vimos a nadie en 96 horas de carrera. La gente de la organización nos dejaba nuestras cajas y ya".
En Ecuador, agrega, el Huairasinchi es precioso porque "en cuestión de dos horas puedes estar en el sub-trópico y en los Andes. Es algo único".
Regresó con una preanemia. "Descansé, bajé las revoluciones. Comencé un tratamiento de comer bien. Corrí el Reto, la Nonstope, Sierraloma, Chimbo Extremo y me reactivé".
Llegó la hora del Huairashinchi, "pero un miembro de mi equipo tuvo Covid y no pudimos correr. Yo súper triste y en eso me llama un amigo, Lars Buckheit de Dinamarca con el que corrí Patagonia y Huaira".
Me dice, "tengo una noticia, ¿quisieras correr con un equipo español el Mundial?" Y yo, ¡por supuesto!
"Sin visa y a cuatro semanas de viajar. Nos ayudaron a un equipo ecuatoriano y a mi desde el Ministerio de Deporte y nos fuimos”.
Este Mundial tuvo un nivel altísimo. De 100 equipos, al menos 40 eran competitivos: franceses, españoles, suecos, daneses, y los ecuatorianos que son fortísimos. Los mejores equipos del mundo estaban ahí.
"Me lancé sin conocer mi grupo. Creo que eso fue lo más valiente de todo. A los que nos gusta la aventura, correr 130 horas sin dormir, no comer bien, en verdad es duro", narra.
"Pero yo me pongo a pensar, coger las maletas, irme solita, con tres personas que no conozco, a hacer algo tan profundo, tan importante, ahí digo: qué berraca yo", dice.
Coger las maletas, irme solita, con tres personas que no conozco, a hacer algo tan profundo, tan importante.
Lars los conoció en Expedición India, "son buenas personas, campeones de orientación". Con esa recomendación llegó la Danny a Madrid y ahí estaban Jota, Adri y Borja.
"Me esperaban en el aeropuerto, me atendieron súper bien, me llevaron por todos lados, uniformes por aquí, habían hecho las compras", recuerda.
Pero en la carrera la cosa es diferente, no hay tanta confianza…
"Sí, sacas a flor de piel tu personalidad. Cada uno tiene sus objetivos y en nuestro caso no sabíamos cuánto íbamos a hacer. El mejor tiempo era 96 horas y la carrera cerraba a las 166. Hicimos 110 horas".
Danny recuerda lo que pensaba: "yo no sabía si ellos eran rápidos, buenos, eficientes. Resultaron ser unos titanes".
La carrera comenzó con una maratón en pavimento. Para los serranos que corren montaña, esto era un reto adicional.
"Mi equipo corría y corría por el Camino de Santiago. Yo veía la recta y la psicológica me jugaba. ¡A qué rato se empina, eso es lo mío!".
Fue un equipo súper competitivo, "yo creo que esa es la única forma de hacer un top 10. Ponerse este chip de dar todo, todo el rato", añade Danny.
Nunca se sintió en su zona de confort, "siempre estuve al límite. Nadie se enfermó, no se dañó ninguna bici, no parábamos casi nada. Cambios de ritmo constante, unos downhills hermosos, unos senderos de piedra, de césped, la parte bici hermosa y yo fascinada".
Hicieron 100 kilómetros de kayak desde las tres de la mañana. "Ahí se nos caían los hombros. Nos mandaron por el Cañón del Sil".
"Teníamos que estar pilas porque había que marcar los PC. Hubo equipos que se olvidaron y ahí estas fuera", agrega.
"Llegamos novenos y somos tan competitivos que decíamos 'dónde pudimos haber mejorado esto'. Luego recordábamos que le apuntábamos a un top 25 porque veíamos a los equipos y estaban todos los cracks".
¿Quisiste abandonar en algún momento?
"Nunca arrugué, yo siempre estoy segura de que voy a acabar, a menos de que me enferme así ‘hecho gato’".
Nunca arrugué, yo siempre estoy segura de que voy a acabar la competencia.
Pero les decía: "este es mi ritmo máximo, voy al límite. Ellos iban a un 8 y yo a 10".
Cuenta que se voltearon en el kayak a las dos de la mañana. "Estuve seis horas congelada, pero después salió el sol, remé más duro, comí. Siempre hay como solucionar los problemas. Pero si te descuidas, no comes, no te hidratas, te descompensas y chao".
¿Alguna carrera que no terminaste?
"La carrera que no terminé es la que más me enseñó. Era mi primer Huairasinchi que salimos rápido, no comimos bien, no tomamos agua, nos cogió un frío maldito en una madrugada. Aprendí a cuidar mi cuerpo, a saber que vas a estar 120 horas en carrera. Ese retiro me enseñó estrategia".
La carrera que no terminé es la que más me enseñó. Era mi primer Huairasinchi.
"Ahora estoy en descanso, cicleando suavecito, yoga, hago lo que quiero. Tengo flashbacks a veces en la noche, no puedo creer que estoy en mi cama".
Tiene los pies destruidos, nada aguanta 240 kilómetros de andar.
"Es hermosa esta familia de aventura. En España almorzaba con los noruegos, cenaba con los brasileños, al siguiente día con los ecuatorianos. Oír como cada uno ha vivido la experiencia, es alucinante", se emociona.
Eres la novena mujer en el mundo de Aventura. ¿Qué sientes?
"Mis respetos por las chicas que corren, qué duras. Las mujeres vamos al tope. En este Mundial aprendí que puedo, que mi mente ya sabe que puedo dar ese ritmo. De aquí en adelante el camino ya no es incierto", concluye Danny.