Leyenda Urbana
Noboa marca la cancha para 2025. ¿Quiénes serán sus contendores?
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Seis meses después de haber asumido el poder, Daniel Noboa parece estar convencido de que lo suyo es seguir gobernando, para lo cual debe ganar las elecciones del 9 de febrero de 2025, y retener la Presidencia de la República por los próximos cuatro años.
La estrategia para tal fin habría sido puesta en marcha y, hasta hoy, todo parece estar saliéndole de acuerdo con lo planeado, aunque en política no hay nada escrito en piedra.
Apenas un año atrás, cuando por estas fechas se acercaba a Verónica Abad para integrar el binomio presidencial, difícilmente habría imaginado que ganarían las elecciones. Y mucho peor sospechado que las desavenencias entre ellos llegarían a niveles inimaginables.
Escoger a quien lo acompañará en la papeleta debe ser uno de sus mayores desafíos, compelido como está en acertar; para lo cual una corta lista con nombres de mujeres estaría siendo sometida a un riguroso escrutinio; conscientes de que, probablemente, en algún momento, tendría que encargarle la Presidencia, en las puntales ocasiones que la Carta Magna ordena.
En la línea del tiempo, la semana anterior fue decisiva para los afanes electorales de Noboa, que hasta podría decirse que se marcó el inicio oficial de una campaña que irá hasta enero de 2025.
El Informe a la Nación, el viernes 24 de mayo, en la Asamblea Nacional, fue en toda regla la puesta en escena de lo que sería la liturgia del poder en la sociedad líquida de Bauman, pero aderezada con ritos del pasado.
Comenzó con el baño de masas de Noboa en su camino a la Legislatura, flanqueado por simpatizantes que fueron movilizados desde varias provincias, en un operativo que a los ecuatorianos les recordó las épocas cuando gobernaba Rafael Correa.
Escoger a una sencilla ciudadana para que le impusiera a Noboa la banda presidencial, símbolo del poder político en Ecuador, fue una imagen con mucha fuerza.
Como lo tuvieron también las figuras de cartón de Noboa que, colocadas en calles y avenidas, evocaron la campaña electoral. Pero al lucir terno, corbata y los símbolos de su alta magistratura, encerraron otro potente mensaje: tener al presidente al alcance de la gente para fotografiarse con él, y hasta para llevarlo a casa.
Lo que ocurrió dentro del hemiciclo fue importante, en especial por lo novedoso de intercalar el discurso con videos. Pero lo que pasó a lo largo de toda la semana fue una suerte de hoja de ruta electoral, por la sincronía de los hechos que, de ser espontáneos resultarían sorprendentes. Y, de haber sido premeditados, insospechados hasta para los más avezados en estas artes.
Un día antes del Informe a la Nación, el jueves 23, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que había aprobado la inscripción del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN) al que asignó el número siete, tal como pidió el primer mandatario, para usar el mismo del extinto PRIAN, el partido que fundó su padre, Álvaro Noboa, quien fue cinco veces candidato a la Presidencia de la República.
Daniel Noboa presentó su informe a la Nación con la certeza de contar con movimiento político propio, diferente a cuando el año anterior tuvo que “alquilar” uno para cumplir con la exigencia del CNE de tener partido para inscribir su candidatura en el registro.
La oportunísima decisión del CNE debió entusiasmar a dirigentes, militantes y simpatizantes que para sus outfits de la ceremonia del 24 echaron mano del color blanco, comenzando por la primera dama y flamante segunda vicepresidenta de ADN, Lavinia Valbonesi, quien se decantó por un conjunto de pantalón y saco blancos, y una cartera lila tipo sobre.
Incluir a la primera dama en la dirigencia del movimiento político oficialista es otro nítido mensaje de la importancia estratégica que tiene su figura en el Gobierno para la conexión con millennials y centennials.
Algunas asambleístas y no pocas ministras también lucieron de blanco, color mayoritario entre los movilizados que se juntaron en el parque El Arbolito y recorrieron varias calles cercanas a la Asamblea, en una verdadera sincronía de estilismos.
El estilismo fue punto central de los actos del 24, porque no por casualidad el presidente Noboa se calzó unos zapatos de Prada, que fueron el centro de atención, y que habrían cumplido distintos objetivos.
Pero hubo más.
La semana arrancó con la sorpresa de que Jean Topic, candidato del Partido Social Cristiano, declinaba participar. Lo anunció, el 20 de mayo, en su cuenta de X (antes Twitter).
Quién tumbó la candidatura de Topic se pegunta el círculo rojo de la política, sin que nadie sepa la respuesta, porque todo parece haber ocurrido, literalmente, de la noche a la mañana, ya que el domingo 19, acompañado por su esposa, había almorzado con simpatizantes y partidarios, en Brizas de Santay, en Durán.
En esa misma semana, Leonidas Iza rechazó la propuesta de Luisa González, del correísmo, para ir juntos. Y el domingo, el Partido Socialista escogió a Pedro Granja como precandidato presidencial.
De pronto, la campaña está entre nosotros, y para ella los nombres de Jorge Escala por Unidad Popular, y Carlos Rabascall, por Centro Democrático, han sido mencionados.
Sectores que apoyaron a Fernando Villavicencio, el candidato presidencial cuyo asesinato, el 9 de agosto de 2023, cambió el curso de la historia política del país, promueven que María Paula Romo, Otto Sonnenholzner, Henry Cucalón, CREO y otras organizaciones y figuras políticas conformen una alternativa democrática para las elecciones de 2025. Pero nada está definido.
En el marco del informe a la Nación, el 24 de mayo, Daniel Noboa marcó la cancha electoral. Resta saber quiénes serán sus contendores, cuando él parece haber asumido el papel de retador.
También falta conocer qué hará finalmente el Tribunal Contencioso Electoral con Construye, el movimiento antagónico por antonomasia al correísmo, cuyo espacio es ambicionado por los estrategas de campaña que pretenden ocupar ese sitial.