El indiscreto encanto de la política
¿Hay espacio para una tercera vía ecuatoriana?
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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A las puertas de las presidenciales de 2025, el tablero político se presenta polarizado entre Daniel Noboa y el correísmo. Ambas opciones, aunque diferentes en su ideología, comparten un preocupante denominador común: el personalismo, el populismo y un estilo de gobierno con tintes autoritarios.
Este escenario abre una oportunidad para que emerja lo que se conoce en política como una "tercera vía". Este término, que ha tenido varias connotaciones a lo largo de la historia, en esencia busca proponer una alternativa equilibrada y genuina entre los extremos políticos, con soluciones pragmáticas y centristas a los problemas sociales, económicos y políticos.
Un ejemplo paradigmático es el del Reino Unido con los primeros ministros Tony Blair y David Cameron. Aunque de partidos opuestos, ambos líderes representaron, en sus respectivos momentos, una alternativa centrista que buscaba trascender las divisiones tradicionales entre izquierda y derecha.
Tony Blair, que popularizó el concepto de la "tercera vía" en los años noventa, modernizó la izquierda británica combinando políticas económicas de libre mercado con una fuerte inversión en servicios públicos como la salud y la educación.
Una década después, David Cameron propuso la "tercera vía conservadora", que vinculaba la herencia de Blair con los valores tradicionales del Partido Conservador, enfatizando el bienestar general y la calidad de vida, por encima del enfoque puramente fiscal.
En el contexto ecuatoriano, es más que deseable que aparezca una opción política que se aleje de los extremos y que pueda aglutinar, en una amplia plataforma electoral, a todo el espectro de votantes de centroizquierda a centroderecha que no se ven representados por el proyecto noboísta o correísta.
La construcción de esta “tercera vía ecuatoriana” requiere de una coalición que incluya líderes políticos moderados, figuras respetadas de la sociedad civil y técnicos expertos en diversas áreas dispuestos a compartir el poder.
Bajo esta premisa, la propuesta ideológica debe nutrirse de un proceso de diálogo nacional que escuche a todos los sectores de la sociedad y a partir del cual se pueda estructurar un programa de gobierno sólido, que ofrezca soluciones pragmáticas a los problemas más apremiantes del país, como la inseguridad, el desempleo y la crisis económica.
Una tercera vía ecuatoriana podría ofrecer una gobernanza más inclusiva, responsable y orientada hacia el bien común. Hay indicios, rumores y señales de que esta concertación se está forjando. ¡Ojalá! Ecuador merece más que elegir entre dos opciones que reproducen patrones de concentración del poder, debilitamiento institucional y autoritarismo.