Columnista Invitado
Curando la enfermedad de la corrupción
Diplomático de carrera, Michael J. Fitzpatrick es Embajador de los Estados Unidos en Ecuador desde junio de 2019.
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Hoy se celebra el Día Internacional contra la Corrupción. Es imperativo entonces subrayar el vínculo crucial entre la lucha contra la corrupción y la seguridad.
El nexo entre la corrupción y la violencia, especialmente la de los narcóticos, es indiscutible y está teniendo un impacto terrible en Ecuador.
La corrupción es una enfermedad que destruye la confianza pública y la capacidad de los gobiernos para apoyar a sus ciudadanos. Puede ocurrir en todos los niveles y en los sectores público y privado.
Al igual que una enfermedad, la corrupción a menudo comienza siendo pequeña, aislada, y puede parecer intrascendente.
Cuando los políticos, jueces, fiscales, militares, policías o empresarios del sector privado se dejan corromper por las organizaciones criminales, los servidores públicos honestos quienes tratan de hacer su trabajo pagarán las consecuencias.
Luego se hace crónica, creciendo en fuerza e impacto hasta que alcanza proporciones pandémicas.
Y ahí es donde el pueblo de Ecuador está hoy: testigo de actos descarados de violencia como el asesinato el 1 de diciembre del Coronel (s.p.) Loza, Director de la cárcel de El Inca.
Él pagó el precio más alto por combatir la corrupción y apoyar el Estado de derecho. Esto debe parar.
Estados Unidos se une a quienes trabajan valientemente para proteger la democracia y garantizar la rendición de cuentas.
Como con cualquier enfermedad, no es suficiente tratar los síntomas; debemos trabajar juntos para erradicar la causa. La acción colectiva de toda la sociedad es crucial para tratar las causas y los efectos secundarios de la corrupción.
Estados Unidos trabaja de cerca con muchas instituciones ecuatorianas para combatir el financiamiento ilícito y exigir responsabilidades a los corruptos.
También apoyamos a la sociedad civil, los reportajes de investigación y a los grupos de ciudadanos que se esfuerzan por denunciar actos corruptos y el daño que causan a diario a las personas y comunidades.
Aplaudimos la creación de la Unidad Especializada para el Juzgamiento de Delitos de Corrupción y Crimen Organizado. Vemos esto como un posible elemento que cambie el juego, una herramienta sólida para que los corruptos rindan cuentas.
Combatir la corrupción es responsabilidad de todos los individuos de una sociedad democrática.
Todos los poderes del Estado, incluido el Poder Ejecutivo, la Asamblea Nacional, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y, lo que es más importante, el sector judicial, juegan un papel fundamental en la lucha contra la corrupción.
Además, los ciudadanos pueden expresar su descontento por la propagación de la infección de la corrupción. Esperar a que alguien más arregle el problema significa que nadie lo arreglará. El tiempo es ahora.
Así como el pueblo del Ecuador superó con éxito los estragos del Covid-19, puede presionar para superar la fiebre de la corrupción.
Estados Unidos apoya a Ecuador en su lucha por la transparencia, el Estado de Derecho y seguridad de los ciudadanos.