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Las cuentas por cobrar de los ecuatorianos y cómo cobrarlas
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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¿Cómo cobro la plata que me deben?
"Hoy no fío mañana sí", es el anuncio que se ve en escaparates de tiendas y otros locales.
A veces le añaden la advertencia: "Sin excepción. No insista".
Sin embargo, el consejo de los expertos es fiar hoy y mañana también, pero hacerlo bien.
Dar crédito es un servicio a los clientes y también es un arte.
Unos consejos para los emprendedores:
- Anotar los préstamos en un cuaderno, y sacar copia del cuaderno por si se extravía.
- Quedar con su cliente en plazos de pago y multas cuando hay retrasos.
- Tomar nota de los datos del cliente y de un familiar para contactarlo en caso de que no se acerque a pagar.
- No fiar al que no paga.
¿Cómo cobrar la plata que nos deben?
En las clases de educación financiera nos recomiendan acercarnos a la persona que nos debe dinero y ofrecerle formas de pago. La mayoría acepta porque a nadie le gusta deber plata.
Seis de cada 10 ecuatorianos honran sus compromisos a tiempo, cumplen con la palabra dada, somos buenos pagadores.
"Págame de USD 5 en USD 5", podemos decirle al deudor. "De USD 10 en USD 10. De USD 100 en USD100”, según el tamaño de la deuda.
Solo así lograremos recuperar parte o todo el dinero que nos deben.
Un amigo tenía deudas con muchos amigos. Le decían San Remo por su afición a pedir prestado.
San Remo tenía enumerados en una lista a todos estos amigos según el orden en que les iba a pagar. Un día, uno de ellos fue a cobrarle con insistencia y cierta molestia.
Entonces San Remo le dijo:
-Estás en segundo puesto, si me sigues molestando, te pongo al final de la lista.
Hay que ver a quién se presta
¿Sabían que el monto estimado en cuentas por cobrar de las empresas ecuatorianas, sumadas a las de comerciantes, profesionales, emprendedores, más las deudas de familia, es más grande que el de bancos y cooperativas?
Aquí está lo que debe un moroso al tendero, al almacén donde compró el electrodoméstico a crédito, a la concesionaria que le financió el vehículo.
¿Cuáles son las cuentas por cobrar más comunes de las familias?
Abusos en el cobro de impuestos; cobros excesivos de agua y luz; reclamos a los seguros; productos de mala calidad que devolvemos y no nos compensan ni en especie ni en dinero; la plata que se va -pese a las políticas de devolución- cuando cambiamos de fecha o cancelamos la reservación de hoteles o pasajes.
Cosa aparte es el monstruo come-bolsillos del préstamo que hicimos a algún pariente o amigo y que, por extraño que parezca, extiende el plazo de pago al siguiente mes, y al otro, y al otro.
La cobranza de todo lo que nos deben es un trabajo casi que de tiempo completo.
Se necesita una jornada paralela, una nueva vida, un clon, para cobrar tanta deuda.
Escribir el oficio a la empresa pública, entregar en la ventanilla número tanto, insistir con llamadas a teléfonos que no responden o nos hacen esperar eternidades, y escribir mails que rebotan.
Cobrar lo que aparece por generación espontánea en el estado de cuenta de la tarjeta: un seguro, un beneficio dental, los planes de recompensas. Cosas que nunca solicitamos.
En el caso de las empresas públicas, cuando reconocen el error, nos dan una nota de crédito para las siguientes planillas. Yo creo que deberían pagar en efectivo como lo hicimos nosotros, en cash, en dólares contantes y sonantes.
El dolor no termina ahí: hacemos la gestión de recuperación de dinero y la otra parte le pide a uno que consiga y descargue las pruebas.
-Seguramente hay una fuga de agua en su domicilio-, nos dicen.
-A lo mejor usted hizo adecuaciones en su hogar.
-Tal vez usted firmó una solicitud de plan dental.
¡Parecería que uno es el culpable!
Pongamos empeño en llamar, insistir y recuperar un poco de nuestra plata.
Algo es algo.