Economía y Desarrollo
La crisis deja una sociedad con mayores desigualdades
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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Los efectos de la crisis económica en Ecuador, desde 2015 y que se profundizó por la política de austeridad, primero, y por la pandemia de Covid-19, después, han aumentado las desigualdades estructurales en el país.
El ingreso promedio per cápita del decil 1 de la población (10% más pobre), que en 2019 equivalía apenas al 25% del valor del decil 5, cayó en 2020, en esta relación, al 16%. Una reducción del 36%.
El impacto fue menor para deciles más altos. En el caso del decil 10 (10% más rico) la relación frente al valor del decil 5 de 2019 pasó de 595% a 543% en 2020. Es decir, se redujo apenas en un 8,7%.
Los datos del INEC de diciembre de 2021 evidencian que en ningún decil se logra recuperar el nivel de ingreso promedio que se tenía en 2019.
Sin embargo, el más rezagado sigue siendo el decil 1 que alcanza el equivalente al 23% del valor del decil 5 en 2019, quedándole una brecha de 8% por cerrar.
Por su parte, el decil 10 durante los tres años mantuvo un ingreso promedio 5,5 veces superior al promedio del decil 5 de 2019, con afectaciones marginales en su bienestar. Y, a 2021 muestra una brecha por cerrar de 4,9% para recuperar el nivel de 2019.
La desigualdad se agrava al tomar en cuenta el género de las personas. En 2020 el ingreso laboral de los hombres representó apenas el 88,7% de lo generado en 2019, mientras que para las mujeres este pasó del 84,8% al 75,0% en comparación con el ingreso de los hombres en 2019.
En términos de reactivación, el ingreso de los hombres, en 2021, se recuperó hasta el 92,9% del nivel de 2019, mientras que las mujeres se mantienen en el 75%. Esto evidencia que las mujeres están siendo dejadas de lado en el proceso de reactivación económica.
En cuanto a la situación por área, se observa que durante 2020 el ingreso laboral urbano cayó al 93,2% del nivel que tenía en 2019, mientras que el ingreso laboral rural pasó del 84,8% al 59,6% del valor del ingreso urbano de 2019, marcando un notorio incremento de la desigualdad.
Para 2021, se observa como la reactivación amplía las brechas de desigualdad. Por un lado, el ingreso laboral urbano promedio superó el valor de 2019, llegando a representar el 125,7%; mientras que el ingreso laboral rural apenas subió al 65,5%.
Los efectos de la crisis ampliaron la desigualdad, evidenciando la ausencia de políticas de protección social.
Sin embargo, es aún más grave que la reactivación, lejos de promover el cierre de las brechas, las está ampliando, generando un efecto permanente que es responsabilidad de las políticas que implementa el actual gobierno.
No habrá verdadera recuperación sin que la desigualdad sea abordada de manera integral.