Leyenda Urbana
Las urgencias de Noboa tras la consulta y con los apagones a cuestas
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Los resultados electorales del domingo 21 de abril tienen que ser procesados con la prudencia que aconseja la sabiduría, para valorar que el pueblo cerró filas en el combate contra el crimen organizado, al apoyar, de manera contundente, que las Fuerzas Armadas colaboren con la Policía; el control de armas que van a las cárceles, el aumento de las penas, la extradición de los connacionales y todas las preguntas concernientes a la seguridad.
Los ecuatorianos han demostrado enorme generosidad y determinación a pesar de vivir momentos aciagos por la violencia incontenible y los apagones que menoscaban su calidad de vida; al descuadrar sus rutinas, romper la comunicación y arruinar el comercio y la producción, en todos los niveles, causando cuantiosas pérdidas.
Vísperas de ir a las urnas, el sábado por la noche, cundía la desazón cuando una inesperada aparición en las redes sociales del ministro de Energía, encargado, Roberto Luque, morigeró las tensiones, al mostrar empatía con el sufrimiento de la gente por los cortes de energía; explicar las causas, mencionar las falencias y anunciar las acciones que se están tomando.
La intervención de Luque ratificó que la transparencia es irrenunciable, más aún en una sociedad que está informada; aunque de manera alguna anula la gravísima denuncia del Gobierno de que los racionamientos han sido producto del boicot de una ministra que compartió la mesa del Gabinete presidencial.
Si ese fuera el caso, la carencia de olfato político y perspicacia en las alturas del poder son un serio riesgo para el propio jefe de Estado, por lo que una pregunta se impone: ¿cuántos funcionarios más estarán minando su gestión?
Solo imaginar que el poder político de Ecuador está siendo saboteado, en el propio Palacio Presidencial, configura un escenario funesto. ¿Cómo sucedió? ¿Cuándo descubrieron? ¿Están tomando previsiones? Son preguntas no retóricas, que también tendrían que ser respondidas.
Es en este contexto que se podría explicar la designación como ministro de Gobierno de Michele Sensi Contugi, de quien se desconoce experiencia política previa alguna; pero que, al tratarse de alguien muy cercano a Noboa, el presidente confía en él.
La tarea del flamante ministro luce cuesta arriba, luego de que el movimiento ADN en el poder, difundiera, la víspera de las elecciones, un insólito comunicado en contra del movimiento Construye, cuándo el momento imponía unirse para hacer frente a los enemigos comunes del Ecuador: las mafias del narcotráfico y sus aliados.
Tamaño desatino ha dejado ver las costuras en un ámbito tan complejo como la conducta de los políticos nuevos, envejecidos a la velocidad del rayo, y ha desvelado que nadie con sentido de Estado los asesora, capaz de persuadirles para evitar ponerse al descubierto ante el pueblo, más todavía cuando Construye apoyó el Sí en la campaña. Y sus 20 votos en la Asamblea son fundamentales.
El Gobierno parece ignorar que en la Asamblea perdieron a los aliados políticos iniciales; aquellos con quiénes jamás debieron pactar -porque todos saben que lo único que les mueve es la impunidad para sus dirigentes sentenciados- y que, al no conseguirlo, buscarán desestabilizar al Ejecutivo, que es lo que mejor saben hacer, como lo pretendieron al promocionar “once veces no”, en la consulta.
O acaso, quizá, con la decisión en firme de participar en las elecciones de 2025, ADN, que carece de identidad política, pretende posesionarse como el anti-correísmo para lo cual buscaría arrinconar a Construye, movimiento que respaldó a Fernando Villavicencio, su contradictor de siempre, cuya imagen es hoy usada por muchos sin pudor ni memoria, en un perverso juego de narrativas.
Revisar la hemeroteca servirá para que nadie tuerza la historia y para que la memoria deje ser selectiva.
Por ahora, con la victoria de la consulta en sus manos, el Gobierno de Noboa tiene que comprender la gravedad del momento por la multi crisis existente: de seguridad, diplomática, energética, económica y social, que no puede dejar de intentar resolver para no fallarle a la gente y porque la ética política impone que el poder entregado por el pueblo es para que lo lidere y solucione sus problemas.
Hoy, en el país todo es desolador, incluidas las noticias que provienen del Fondo Monetario Internacional (FMI) que ha proyectado un crecimiento de la economía ecuatoriana de apenas 0,1%, para 2024.
La emergencia social por la falta de oportunidades clama al cielo, al descubrir que, para muchos, las dos únicas opciones para garantizarse ingresos es emigrar -en una travesía en la que se juegan la vida- o vincularse a las organizaciones criminales, en las que deben cumplir cualquier oficio, incluso el de sicario.
No reaccionar ante un drama de tal calado, arrastraría a la Nación al abismo. La política es el arte de lo posible y hay que gestionarla. Para ello, hay que vencer las ambiciones y superar la inquina al contradictor.
La liturgia del poder impone palabras diáfanas y ritos precisos.
El domingo 21 de abril el pueblo ecuatoriano dio una lección de civismo y amor al país al vencer el miedo a la violencia y acudir a las urnas para, con la ira contenida por los efectos de los apagones, separar la paja del trigo y apoyar con determinación el combate al crimen organizado.
La respuesta del gobernante debe ser del mismo tenor: resolver con urgencia los graves problemas de la gente.
Usted dirá, presidente Daniel Noboa.