Tragaluz
Correa se trepa a los tejados y el Bolillo desafía a la hinchada
Sociólogo, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Salamanca. Durante 12 años adquirió destrezas en el periodismo. Empezó como redactor económico en el Diario Hoy, donde llegó a ocupar el cargo de Director General. Tras cursar estudios de postgrad
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¿Qué pasa con el consulado y la embajda de Ecuador en Bélgica? Su despiste parece mayúsculo. Han perdido el rastro del ex presidente Correa. Nunca se enteraron de su cambio de domicilio ni a dónde se mudó.
Correa ha decidido treparse a los tejados para marear a la justicia ecuatoriana, que tiene abiertos 16 procesos en su contra.
En los duros y fríos techos escuchará los maullidos de un íntimo suyo, excolaborador fiel, quien también se escurre de la justicia, Vinicio Alvarado.
El ex gabinte de la Revolución Ciudadana es un gabinete en el exilio y en prisión, lo conforman fugados y privados de la libertad PPLs.
El cura José Tuarez es la carta del correísmo para recuperar el control de la Contraloría y la Fiscalía, desde el muy cuestionado Consejo de Participación Ciudadana.
Los arrebatos mesiánicos, populistas y bolivarianos del cura pusieron en evidencia de dónde viene y cuál es su escuela política.
El correísmo ha puesto sus ojos sobre Pablo Celi, lo quieren fuera de la Contraloría.
Los troles correístas le han declarado la guerra: #FueraCeli es la etiqueta de la campaña. Incesante, agresiva, con una sola tesis: todo lo actuado por Celi es ilegal.
Una segunda guerra, de igual intensidad, se halla en marcha, la del Bolillo Gómez contra la hinchada de la selección y el periodismo deportivo ecuatoriano.
Ha declarado la guerra después de la ola de críticas en su contra por la mala actuación de la selección en la Copa América.
No importa lo que digan los hinchas y los periodistas, a ellos no les haga caso, fue -palabras más palabras menos- lo que declaró.
El Bolillo está generando un ambiente de infierno para la selección: ya veremos las sonoras pifiadas que se gana cuando salte a la cancha a dirigir el equipo.
Detrás de la guerra hay un baile de millones. Si se rescinde el contrato firmado con la anterior directiva de la FEF, el Bolillo recibirá tres millones de dólares como indemnización.
"Si me echan, me tengo que ir; pero a mí no me pasa eso por la cabeza", dijo el Bolillo. ¿Ni una sola vez? De ingenuo no tiene un pelo.
El entrenador colombianao solo tiene un punto a su favor: se hizo cargo de una selección arruinada después del fracaso en la ultma clasificación al mundial. ¡Había que levantar un muerto!
Odebrecht siguen dando coletazos en Ecuador. Impresionante el aparataje montado para administrar el manejo de los sobornos. Compró a funcionarios y políticos en toda América del Sur para llevarse multimillonarios contratos.
Hoy la mira se pone sobre el Metro de Quito, la última gran obra en la que participó. A temblar, se ha dicho. ¿Hubo pagos secretos por debajo de la mesa?