Leyenda Urbana
Correa, Nebot y Saquicela hacen política en offside
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Protagonistas de un extraño juego de intereses personales y de grupo, Rafael Correa, Jaime Nebot y Virgilio Saquicela son observados por los ecuatorianos, con perplejidad, que miran cómo manipulan las leyes y reglamentos hasta poner a la democracia al borde del precipicio.
Devenidos en aliados inesperados, dejando de lado las diferencias ideológicas que antes habían exhibido, hoy, sus representantes se han confabulado en la Asamblea Nacional.
Empeñados en apropiarse del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) buscan controlarlo, porque les abrirá las puertas para manejar todos los resortes del poder, aunque ello implique la demolición institucional de Ecuador.
La pretensión de Correa de adueñarse de los organismos de control viene de lejos, hasta haberse convertido en su obsesión.
Elegir autoridades sumisas, semejantes a las que había cuando ejerció la jefatura del Estado, y él mandaba y los funcionarios obedecían, es su objetivo.
El primer paso es apropiarse de la Contraloría General del Estado, pero su meta soñada es la Fiscalía, a la que debe considerar su pasaporte a la impunidad.
Correa quiere deshacer los procesos legales que tiene en la justicia, y anular la sentencia condenatoria por el caso Sobornos, que lo mantiene en calidad de prófugo y le impide regresar al país.
Desde luego que, dado el zarpazo a la justicia, también se anularían los juicios contra Jorge Glas, Alexis Mera y una larga lista de exministros y ex altos funcionarios prófugos o asilados en varios países, desde dónde manipulan y conspiran, en forma permanente, contra el Gobierno.
Desde diversos sectores se asegura que el exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, también pretende manejar la Contraloría, entidad que hace informes y emite glosas.
Y que Virgilio Saquicela, desde la Presidencia de la Asamblea, hace los mandados, como posesionar a los suplentes de los vocales del CPCCS, sin tomar en cuenta la acción de protección que ampara a los cuatro vocales destituidos por el Pleno.
En este maremágnum legal, la justicia constitucional es usada de manera burda, propiciada por quienes se disputan el poder a golpe de triquiñuelas, incluido el Gobierno de Lasso que, meses atrás, rodeó el Consejo de Participación con policías, para poner a Ulloa y su grupo al mando del organismo.
Asombrada por lo que ve, la gente se hace preguntas que no han sido respondidas a cabalidad, pero que es imprescindible reiterar, en busca de respuestas.
¿Por qué Jaime Nebot, líder del Partido Social Cristiano (PSC), acolita a Correa para esta suerte de asalto a la democracia, si sabe que carga sobre sus espaldas un pesado fardo por los sobreprecios en la refinería de Esmeraldas, el despilfarro en El Aromo, el fiasco de Yachay, la toma de Petroecuador, los sobornos de Odebrecht, los helicópteros Dhruv, la colosal deuda pública, la apropiación de los fondos del IESS, el caso Duzac, el 30-S, la persecución a los luchadores sociales, a sus contradictores y al periodismo independiente y otros estigmas más, de los 10 años que gobernó con despotismo?
¿Qué pasó desde la campaña electoral durante la cual los socialcristianos denunciaron que el correísmo dilapidó los recursos del país, acabó con las reservas del BCE y cifraron en miles de millones la corrupción, para que Nebot se juegue, hoy, por Correa?
¿Se habrá olvidado de que, como Alcalde, protagonizó multitudinarias marchas contra Correa porque, decía, que mezquinaba presupuestos para Guayaquil y pretendía disputarle territorio?
¿Qué gana el PSC alentando a un sancionado por la justicia, que tendría decenas de nuevos procesos?
Y lo más importante, ¿les importa qué piensa la militancia del pacto de su líder con quien es parte del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, que representa el socialismo del Siglo XXI de la región, la antítesis a la doctrina liberal que ellos dicen practicar?
Ante la proximidad de la campaña electoral para elegir autoridades seccionales, caben otras interrogantes.
¿Con qué discurso pretende la lista 6 lograr alcaldías y prefecturas, en febrero de 2023?
Daría la impresión de que Nebot juega a la desmemoria colectiva, aprovechando de que es el líder, aunque, dicen, que a veces actúa como dueño del PSC.
¡En fin!
A estas alturas, el liderazgo socialcristiano desafía a su propia militancia, a su electorado, pero, sobre todo, a su propia historia.
Tras más de dos décadas de trabajo denodado, que sirvió para rescatar a Guayaquil de las garras del populismo, transformarla y embellecerla.
Y luego de haber pretendido dirigir el país, para salvarlo del extremismo insano, terminar enredado, políticamente, con lo más cuestionado del populismo en la región, no solo que es actuar en posición fuera de juego. Un offside que asombra tanto, que muchos pensarán ameritaría una tarjeta roja de la política militante.
Por suerte, siempre se puede enmendar. Y volver.